𝐆𝐚𝐥𝐚

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Gojo perdió.

Ahora mismo se encontraba en el sofá mirando una película de Digimon mientras Señor Bam Bam dormía en su pecho, horas antes estuvo limpiando la casa y ha quedado impecable. Figuras de acción decoraban la repiza donde descansaba la pantalla, era fanático de Digimon y la mayoría de esas figuras eran de esa caricatura, algunas otras de los videojuegos, es gracioso ver que incluso esas figuras están impecables.

Mastique el chocolate y deje de lado mi papeleo. Faltaban dos horas para la gala y seguía pensando seriamente en si llevarlo conmigo o... dejarlo en casa cuidando a Señor Bam Bam.

—¿Qué harás mañana?

—Llegará mi nueva alumna— respondió sin perder detalle de la pelicula— y la pondré a prueba.

—¿Con ella son dos?

—Tres, ¡Oh si!— chasqueo los dedos recordando algo— ¿recuerdas tu pesadilla del mes pasado?

—No puedo recordar pesadillas del mes pasado.

—No hablo de esa clase de pesadillas— hecho la cabeza para atrás y sonrió— habló de esa "visión" como te gusta llamarle. Sabes de cual hablo.

Forme una pequeña mueca, viaje entre mis recuerdos buscando esa "visión". El mes pasado...

—¿La de la maldición?— pregunté confundida y me dio la razón.

—Fue real— chasqueo los dedos— ahora tengo a un chico más en mi equipo— volvió a mirar la pantalla pero no se calló— mañana lo pondré a prueba con la chica.

Pensar en si mi visión fue real o no es lo que menos me importa ahora, con Gojo de por medio las maldiciones me dan igual. Ahora mismo importa la bendita gala, habrá alcohol y es precisamente eso lo que me detiene. Gojo no lo tolera y de muy mala forma lo entendí (demasiados yenes siendo exacta), en fin, si tenía que entrenar mañana dudo que la migraña sea lo mejor.

No lo llevare conmigo.

Ordene mis hojas escuchando de vez en cuando los comentarios de mi esposo ante la película, me parecía que iba a la mitad y lo comprobé al ver la pantalla. Acariciaba la cabeza de Señor Bam Bam sin perder detalles de la misma, me tome unos segundos para observalo y deleitarme con su belleza, de hecho, verlo así es reconfortante para mi, tanto trabajo y sueños encima lo estresan, tal vez parezca que no pero él también tiene sus colapsos repentinos y ataques pequeños de inseguridad. Se esforzaba por encajar entre sus chicos y las demás personas, yo mejor que nadie sabía que era difícil para él mantener una relación con los más "débiles" siendo él el más fuerte.

Una paradoja complicada pero cierta, incluso egoísta y tal vez clasista a su modo. Su problema era simple: no sabía tratar a los demás, no entendía como hacerlo y lo frustraba. Si comparo a su yo del pasado con éste sin duda se burlaria el primero y jamás creería que ahora está casado y se está esforzando por no faltar a su compromiso.

Quien diría que el hombre más seguro es el más inseguro.

Raro ¿no?

Y si. Era exactamente a lo que todo mundo conoce como soledad.

"—¿Es malo que solo yo sea fuerte, Kelly?"

Siento una punzada en mi pecho cada vez que recuerdo esa conversación, creo que fue la primera vez que se mostró sincero conmigo. Me duele porque se que a él le incomoda esa situación y no me gusta que pase por eso.

—Por cierto— me llamo desde su lugar sacándome de mis pensamientos— ¿a qué sitio ibas a llevarme? ¿Un club desnudista? ¿Un motel? ¡¿Saldremos a comer dulces?!

𝐀 𝐭𝐮 𝐥𝐚𝐝𝐨 ‖ 𝑮𝒐𝒋𝒐 𝑺𝒂𝒕𝒐𝒓𝒖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora