Cap III Editada

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Sonó la salvación de los jóvenes, la campana, y todos salieron corriendo de la clase. ¿Por qué el primer recreo del día siempre es el más esperado? En fin, no importa. Las chicas no fueron la excepción, ya que salieron despedidas al patio para encontrarse con su familia.

Una vez allí, se reunieron con el resto de jóvenes que conformaban a los Recluidos. Se pusieron a hablar de los temas anteriormente tocados en el aula de clase por las chicas, la cena familiar. Otra vez, la más alta no formaba parte de esta conversación.

Lucas y Daniel, primos de Inés hablaban de algún partido de fútbol, junto con Bruno, hermano de Ame, y Martín primo de la misma. Iván, hermano de la Sirena mayor coqueteaba con Amelia, mientras Sofía, Renata y Valeria, todas primas de su novia los gastaban. 

Aún así fue la primera en percatarse de algo

-Chicos, ¿donde están Vía y Joaco?-  preguntó esta, percatándose de que sus primos aún no habían hecho aparición. Todos automáticamente empezaron a buscar al par de hermanos por la biblioteca, tratando de divisarlos. 

-Ni idea, que extraño que no hayan venido aún- le respondió Bruno, el hermano de Amelia. Los once chicos se pararon, y dejaron la biblioteca, que era el lugar donde usualmente se reunían, con la intención de buscar a los hermanos faltantes.

Los encontraron detrás de las gradas, junto a los populares del colegio, algunos parte de los clanes, por lo cuál intuían que estaban usando sus poderes disimuladamente para que así los hermanos no pudieran defenderse y estuvieran débiles, ya que el utilizar sus poderes para liberarse implicaría que sea muy sospechoso.

Joaquín estaba siendo agarrado por dos chicos mientras que otros trataban de golpearlo, él se defendía como podía; detenía golpes, y esquivaba otros, pero eso no evitaba que recibiera varios. 

Olivia, por su lado estaba al costado, tratando sin éxito alguno de soltarse del grupo de chicos que la tenían agarrada para así poder ir a ayudar a su hermano. Los chicos vieron esto y se enfurecieron. 

-En serio, empiezo a pensar que su pasatiempo favorito es molestarnos- comentó Sofía, prima de Amelia, este comentario hizo que los demás se percataran de que habían llegado.

-Simón, ya te humillé a la mañana, y tengo la regla de no humillar a bichos tantas veces al día. Pero te lo estás ganando, creéme- masculló Inés furiosa, mientras preparaba sus puños quitando sus anillos de los dedos. 

-Cálmate, no ganamos nada golpeándolos- Amelia le susurró al oído, mientras sujetaba las manos de su amiga

-Yo la apoyo, se están mereciendo unos buenos putazos- Bruno también empezaba a preparar sus puños. 

-Sean inteligentes, no es muy listo ir a la agresión física si tenemos otra opción- murmuró en español Daiana con un guiño, una sonrisa ladeada cruzó el rostro de ambos chicos, entendiendo a lo que se refería. Así que con un leve asentimiento de la cabeza se calmaron.

-Miren se los pedimos de buena manera, suéltenlos- gritó Renata, para que todos la escucharan. Ángel uno de los chicos parte del clan, se acercó hasta ella con actitud amenazante, levantó una mano con intención de golpearla, pero Bruno frenó su brazo agarrando su muñeca fuertemente

-¿A quién ibas a golpear, hijo de puta?- le dijo con un tono de voz que daba escalofríos, mientras clavaba su mirada en los ojos del chico. Esto hizo que Ángel se asustara y retrocediera.

Mientras todo esto pasaba, Inés había empezado a cantar con un muy suave tono de voz, tan suave que nadie la había escuchado

-Birds flying high, you know how I feel. Sun in the sky, you know how I feel...- mientras cantaba, utilizaba su poder del sonido para que se debilitaran los que estaban golpeando a Joaquín, y los que estaban sujetando a Olivia. Estos se pudieron soltar y corrieron hasta donde estaban sus amigos- And, I'm feeling good...- Inés seguía cantando.

Olivia se fue con su novio Martín, el cuál la abrazó, mientras que Renata recibió a su novio y con expresión preocupada empezó a revisar sus heridas rápidamente.

-¿Vieron que fácil fue soltarlos?- preguntó sarcásticamente la Sirena mayor, con una sonrisa falsa. Todos se miraron con odio, pero igualmente se retiraron de la escena, con su orgullo aplastado -Ah, y por cierto; la próxima vez que vayan a golpear a alguien, tengan los huevos de hacerlos solos, no de a grupo. Porque seis contra dos no es nada justo- agregó ella antes de irse, haciendo que el orgullo de los chicos se aplastara todavía más 

-Malditos hombres, y su masculinidad frágil- mascullaron las chicas al alejarse.

Llegaron al aula y se sentaron en sus asientos. Renata tenía un botiquín de primeros auxilios con el que empezó a curar las heridas de su novio.

-¿Nos pueden hacer el favor y nos explican que fue lo que pasó?- cuestionó Martín a su novia, ella asintió, mientras reposaba la cabeza en el pecho de su pareja. 

-Estabamos de camino a la biblioteca, y cuando estabamos llegando sentimos como si nos estuvieramos debilitando, no sabíamos porque, pero de repente aparecieron y golpearon a Joaco en la cabeza, mientras que a mi me sujetaron- todos frucieron el ceño

-Esos hijos de puta deben haber manipulado el aire para que no hubiera oxígeno- Joaquín prosigió contando

-Prometo que tratamos de soltarnos, pero no pudimos. Luego nos llevaron hasta detrás de las gradas y a mi me empezaron a golpear. Me sentía muy mal, no podía respirar bien- mientras habla, se queja un poco cuando su novia le pone alcohol en las heridas, quitando su cabeza para atrás. 

-Tranquilo, te entendemos. Juro que si vuelven a hacer algo así, voy a ir a partirles la cara- dice Daniel, tomando su mano para calmarlo.

-De todas formas, ¡fue genial lo que hicieron!- Joaquín los alagó

-Cierto, ¿cómo lograron que nos soltaran?- inquirió su hermana, mirándolos interrogativamente. Todos alzaron sus hombros, desconociendo como había sucedido, a excepción de Daia que miró a su prima con una sonrisa. 

-Denle las gracias a Ine, ella fue la que lo hizo- todos le agradecieron, pero ellas solo se sonrojó y le restó importancia

-Solo fue cantar unas estúpidas palabras, no fue para tanto- dijo ella haciendo un además con la mano

-De igual forma eres la mejor, sabía que podía contar contigo. Eres a la que mejor se le da controlar el sonido- la alagó su mejor amiga, dándole un fuerte abrazo, el cuál ella correspondió.

Todos se rieron, e hicieron silencio. Renata terminó de limpiar las heridas de su novio. 

NOTA DE LA AUTORA: cuando este con esta letra es porque se habla español, gracias, cuidense  

Los 13 RecluidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora