Olivia.
La noche anterior había sido tan ajetreada entre las todas las actividades que debí hacer, que había caído rendida, al punto de no haberme levantado a ejercitarme aquel día.
Mi madre me removió con afán mientras dormía y me desperté de inmediato, no era la persona más delicada del mundo.
—Me salió algo en el trabajo ahora en la mañana, ve si pescas a tu padre y le dices que te lleve, ¿ok? —había soltado aquello un poco suave y apresurado, se notaba que iba de salida.
Me estrujé un ojo asintiendo y en menos de un minuto ya se había ido de mi habitación, noté en el reloj que eran las 6 y que debía correr porque mi padre entraba temprano a su turno en la clínica.
Salí despavorida corriendo por la casa y lo busqué en la otra ala de esta, muchas veces vivíamos en el mismo techo y no me lo topaba tan seguido, mi casa no era una mansión pero era grande como para que esto a veces pasara.
No lo ví por ninguna parte y tomé el teléfono de casa para preguntarle si ya se había ido, tomar el autobús escolar no era opción.
**
—¿Por qué es el número de casa el que me está llamando? —preguntó mi padre del otro lado de la línea.—¿Ya te fuiste a trabajar? —mi voz se oía espabilada.
—En el jardín de atrás.
¿cómo no se me ocurrió?
**Corrí hasta este y cuando llegué al otro lado por fin, me frené levemente y con mis calcetines di un corto resbalo.
Abrí la ventana corrediza y con mis manos en la cintura me puse frente de él, con una sonrisa de oreja a oreja porque por suerte lo acapare antes de dejarlo ir.
—Hace mucho no te veo por esta ala de la casa—. Mencionó mi padre dando un sorbo a su taza de café, y viendo su teléfono celular.
—Quizá porque nunca estás en ella— le dije y noté que su tostada se veía apetitosa así que le quité un poco.
Él me miró con cara sorprendida y me reí, de vez en cuando él iba a la cocina principal y comía de las cosas que teníamos, (aunque él pagaba la mitad de estás). Robarnos la comida entre nosotros era nuestra pasión.
—¿Puedes llevarme a clases hoy? —le pregunté y asintió, pero luego movió la silla a su lado para que desayunara con él y eso hice algo más calmada.
—Já, acabo de ver en Twitter que el gol fue por Lewandowski, era de suponerse —No sabía de qué hablaba pero oírlo hablar por temas que le gustaran era de mi agrado.
—¿Por qué no eres un padre que lee el periódico?
—Porque no soy de la generación boomer.
Me reí y seguí desayunando, mis padres eran muy jóvenes, por esa razón me llevaba bien con ambos, a la hora de hablar era como si hablaba con un amigo, sabía que podía contar con ellos sin ser juzgada, era un privilegio.
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ENTRE TRES, ENTRE SÁBANAS. +18
Novela JuvenilTres jóvenes, un acuerdo nocturno, y un triángulo amoroso. +18