"He aprendido que los principios dan miedo, que los finales son tristes, y que lo más importante es el camino que queda por recorrer"
Desconocido
Me lo merezco.
Merezco morir sola, en el piso de un cine de New York, donde todo comenzó. Tal vez mi destino fue siempre morir aquí, y ahora se está cumpliendo. Destino o no, me muero. Y lo merezco.
Engañé a Pablo, besando a Juan Carlos. No voy a negarlo. Las cosas y las verdades son lo que son. Tengo solo minutos antes de que todo acabe, y no voy a engañarme. Amo a Pablo, pero también, amo a Juan Carlos, y desde hace mucho.
Algo está muy dañado dentro mío, al estar enamorada de dos hombres, dos maravillosas personas que no merecen tener que aguantar mis dramas. Me muero, y lo admito, me merezco esto. Desangrarme sobre el piso, rodeada de mi sangre.
Cierro los ojos. Todo lo había hecho mal. Ni siquiera pude proteger a mi hija. Mi hija que ahora más que nunca está en peligro.
En peligro, Gia está en peligro, al demonio no. ¿Qué me pasa? No puedo hacer esto, auto compadecerme. Porque sí, soy una maldita miserable, pero no voy a morir aquí, no sin salvarla. Por un demonio que no. Al diablo con el destino mediocre. Voy a salvar a mi hija. No me voy a quedar en el piso de un cine compadeciéndome. No, hoy no destino. Aprieto mi mano izquierda contra mi corte y me siento intentando apoyar los codos sobre el piso, porque mi cabeza no deja de girar, cómo si hubiera bebido todo el tequila de México.
Me quito el chaleco antibalas con fuerza manchándolo de sangre, y rompo parte del jersey que una vez fue blanco y que ahora está rojo por mi sangre. Lo ato a mi muñeca con fuerza. Sé que no va a funcionar, que el oro de la navaja va a impedir mi curación, pero así tenga solo minutos, debo matar a Tamara, debo salvar a mi hija.
— Izabela — la voz de Liam me toma por sorpresa, está de pie frente a mí sobándose la cabeza. Después de todo no lo habían matado — Déjame ayudarte
Intenta ayudarme a levantarme, pero no tomo su mano, me apoyo en uno de los asientos y me levanto tambaleándome.
— Es tarde para eso — quito mi mano del asiento e intento dar un paso, pero no puedo. Trastabillo con mis pies. Liam me atrapa antes que mi cara vaya al piso.
— Si, soy un hijo de puta, recuérdamelo luego — bufa tomando unos de mis cuchillos super rápido, corta su mano y desata el nudo que hice sobre mi herida. Intento alejarme, pero me sujeta con fuerza — Deja que te comparta mis fuerzas, cabeza testaruda.
Pone su mano en un puño dejando su sangre gotear contra mi cortada. Cada gota que cae en mí va a aclarando mi cabeza. Lo escucho murmurar cosas en francés, que hablan sobre dar parte de su poder a mí. Está dándome los minutos que necesito.
— Sería más fácil si pones tu mano sobre la herida — murmuro sintiendo mi cabeza más clara
— No, no tengo ganas de ese tipo de relación contigo — pone los ojos en blanco volviendo a cubrir mi herida — Esto no va a salvar tu vida, pero va a darte el tiempo que necesitas para que cumplas tu misión.
Levanto la cabeza viendo sus ojos verdes. Es posible que nunca más confié en él, pero agradezco su ayuda. Compartirme parte de sus poderes, de su fuerza vital, solo lo debilita, y pese a eso, lo ha hecho. Muevo la cabeza soltándome de su agarre. No miro atrás cuando salgo de esa maldita sala.
La cabeza me revienta, hay sangre cayendo de mi muñeca en cada paso que doy fuera del cine, pero no me detengo. Me quito las dos varas de mi cabello al mismo tiempo, haciendo que se hagan más largas y de metal. Nada va a detenerme, bueno, tal vez la muerte, pero antes mataré a esa loba.
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Lobizon
خيال علميSegundo libro de la trilogía Sangre de lobo "Todo ha comenzado de nuevo y ahora es su turno" La perdida de Juanca ha dejado a Liz con el corazón lleno de resentimiento y el alma dividida en dos. Esta vez ella deberá emprender la misión más difícil d...