Capítulo 18: Shock, shot, boom

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"No hay pequeñas elecciones. Cada elección que hagas tendrá un impacto"

Desconocido

Apenas nos acercamos al campamento, observo todo. Hay carpas armadas alrededor de una fogata, con troncos grandes frente a cada tienda. Y al parecer también grupos formados, acompañados de una vibra extraña.

Por un lado, en uno de los troncos frente a la fogata está Ryder y Liam conversando muy amenamente. Parece que, desde la batalla de los cuatro en Madrid, ellos y Andrea se llevaban mejor, porque apenas llegamos, Andrea corre a ellos y se une a su charla riendo.

Por otro lado, están Esra, Peter y Pablo, de pie murmurando bajo, y hay un poco de tensión en ellos. Me observan mientras camino a la fogata y me siento en uno de los troncos. Hay algo en el aire que llama mi atención, observo la fogata y las llamas no solo han quemado ramas, hay trozos de papel también en ella, por eso el olor peculiar.

— Pensé que era mejor deshacernos de esos papeles — siento la voz y la presencia de Pablo a mi lado — Unos que no debí enviar nunca

Los papeles de divorcio ya no están, se queman en la fogata, y, aun así, no cambia el hecho que él los envió y que yo los firmé.

— Tenemos que hablar algunas cosas — digo desviando el tema. Volteo para mirarlo. Tiene una casaca azul, jeans negros y un gorro que cubre su cabello desordenado, y hace resaltar más su barba y sus ojos negros.

— Bien — extiende su mano hacia mí. La tomo y lo sigo alejándonos un poco del campamento.

Siento la mirada de todos en nosotros mientras nos alejamos. Veo que Pablo se pone algo en la oreja, que supongo es uno de esos transmisores que tenía Joaquín para bloquear a Liam.

— Sé que hay mucho de qué hablar entre nosotros — empiezo cuando nos detenemos y suelto su mano —Ambos tenemos muchas cosas de que disculparnos y estar enojados también, y sé que está situación es bastante difícil.

— Lo es Lizabeth — susurra observándome — Mucho ha cambiado en siete meses, ambos lo hemos hecho — avanza hacia mí presionando su frente contra la mía, estamos tan cerca que puedo sentir su respiración en mi rostro — Tengo muchas dudas y sé que tú también, pero también tengo una sola certeza, y es que — tapo su boca, no quiero oírlo, si lo dice perderé la razón, pero él baja mi mano y lo dice de todas formas — Te amo.

Mi corazón se detiene al escucharlo decirlo. ¿Qué estoy haciendo? El hombre de pie frente a mí es mi Pablo, y es tan difícil no rendirme a él, que no pongo resistencia al susurrar eso, que mi corazón grita con desesperación, y que mi cabeza intenta callar.

— Yo también te amo

Apenas lo digo, puedo sentir el alivio recorrer su cuerpo. Hay una pequeña sonrisa en sus labios antes que tome mi rostro y pegue nuestros labios.

Hace mucho que no beso a nadie de esta forma, cómo si solo existiéramos nosotros dos. Porque cuando Pablo me besa, no hay más dudas en mi cabeza. Yo soy suya y él es mío. Puedo sentir sus manos aferrarse a mi cintura, y pegarme a él, mientras su boca me muerde con desesperación. Yo me aferro a su cabeza, lanzando su gorro lejos y enredando mis dedos en su cabello ondeado. Lo necesito tanto que cuando me pone contra el árbol jadeo en busco de aire, porque no puedo dejar de besarlo.

Él empieza a besar mi cuello, y siento sus manos en mi trasero, levantando mis piernas, y puedo sentir mi cuerpo calentarse y empezar a perder el control, uno que no tengo el lujo de perder. No ahora, no.

— Espera — jadeo tomando su cabeza entre mis manos. Tiene una mirada enloquecida y sus ojos tienen tanto deseo que casi olvido por qué lo he frenado — Yo... tú... espera.

LobizonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora