Seis años después...
—Krystin, Kaleb, se nos hace tarde para el colegio...—les dije a los gemelos llamándolos desde la planta baja, y poco después los dos rubios bajar corriendo y riendo—. Otra vez se nos hará tarde pequeños...
—Es culpa de Krys... —soltó el pequeño mirando a su hermana menor y ella negar.
—Me prometiste que no le dirías...—dijo la pequeña haciendo pucheros.
— ¿Qué ocurre? —le pregunté a Krys, pero ella me miró algo asustada.
—Nada mami—respondió algo asustada, definitivamente ocultaba algo.
—Lo sintió de nuevo mami— soltó Kal, mas asustado que su hermana—. Lo ha sentido desde hace meses, pero ella no quiere decirte...
— ¿Qué sintió? —pregunté comenzándome a preocuparme, no era normal que ambos estuvieran tan asustados.
—La niña— dijo Krys como si nada—. Alguien intenta encontrarme, es una niña rubia...—explicó sin esperármelo, ya que eso solo significaba una cosa, por lo que no pude evitar sonreír.
— ¿Sabes qué significa eso? —le pregunté a ambos sonriendo, y ellos mirarme extrañados—. Es hora de volver a casa, arreglen sus cosas, que nos vamos...
— ¿Pero y el cole? —preguntó Kaleb sin entender por lo que reí.
—No irán, ni yo al trabajo—le dije sonriendo dulcemente al pequeño—. Vayan, que también tengo que empacar mis cosas, el viaje es algo largo...
Me había establecido en un pequeño pueblo de Inglaterra al dar a luz, ya que no quería traerles problemas a mis padres. Al final encontré un trabajo en el departamento de policía, y una guardería y luego un colegio para los gemelos. Pero esta vida había llegado a su fin.
La única niña rubia que debe estar buscándonos que conozco, debe ser Hope, y si ella nos busca significa que todo debe estar bien en New Orleans...
Sin perder tiempo empaqué todas mis cosas, y llamé a un taxi, antes de ayudar a los pequeños a bajar las suyas...
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Diez horas después de vuelo, llegamos a mi antiguo hogar, el cual estaba más tranquilo que nunca, parece que realmente la paz había llegado a esta ciudad. Sin dudar mucho le indiqué al taxista como llegar a la vieja mansión de los Mikaelson.
Estaba totalmente nueva y arreglada, parecía una casa habitable al fin, por lo que no pude evitar sonreír. Con cuidado bajé a los pequeños del taxi, junto con nuestras maletas, rezando para que cuando me vean ninguno de los dos me maten...
Para mí no tan grande sorpresa, la casa estaba rodeada de vampiros quien al parecer cuidaba la casa. Por lo que con cuidado me acerqué a preguntar por los originales.
— ¿Puedo ayudarla en algo? —preguntó uno de los vampiros.
—Busco a Elijah— respondí agarrando a mis pequeños de las manos.
—No se encuentra—respondió confirmándome que aun vivían allí.
— ¿Y Niklaus? —pregunté con un poco de miedo al solo pronunciar su nombre, pues prefería hablar primero con Elijah, ya que este consideraría más el no matarme.
—Tampoco, ambos salieron temprano...— respondió serenamente, genial ahora que...
— ¿Puedo esperarlos dentro? —le pregunté haciéndome la inocente pero igual negó.
—No tengo permitido hacer eso— solo respondió antes de caer al suelo desmayado, al igual que sus compañeros.
— ¿Qué hablamos Krystin? —Le pregunté a la pequeña la cual estaba sonriendo—. Primero hablamos y luego atacamos...