Capítulo 10: Enfrentamiento con Mikael.

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Creo que estaba amaneciendo cuando abrí mis ojos de nuevo, encontrándome no sé donde, recostada en una piedra, atada de manos.

—Hasta que al fin despiertas…—soltó Mikael haciéndome levantarme a la mala del suelo—. Vamos, tenemos que seguir avanzando, la poca sangre que tomé de ti, no fue suficiente para recuperar mis fuerzas…

—¿La poca sangre?, me desmayé por tu culpa…—le dije furiosa mientras ya nos poníamos en marcha.

—Solo tomé un poco querida… tú eres mi ventaja, así que es mejor que estés viva…—respondió halándome del brazo para que avanzara y no me escapara.

—¿Ventaja?, ¿acaso piensas usarme en contra de Nik? —le pregunté zafándome de su agarre, y él volver a agarrarme el brazo con más fuerza antes de continuar caminando.

—Al bastardo le importas demasiado, es obvio que vendrá corriendo detrás de ti, y es justo cuando te usaré para matarlo…—soltó con notable desprecio, mientras aprovechaba que miraba hacia el camino, y comencé a rebuscar en mi ropa algún arma—. Te quité todas tus armas cuando quedaste inconsciente…—dijo al parecer dándose cuenta de lo que estaba haciendo…

—No las necesito…—dije dándole una patada pero se quedó como si nada, antes de reírse de mí.

—Pegas como chica…—se burló mientras me arrastraba por el bosque quien sabe a dónde—. Eras más ruda la última vez que te enfrentaste a mí…

—La última vez no me te había alimentado de mi…—solté con desprecio pero igualmente me ignoró…

Había amanecido cuando al fin llegamos a un lugar abandonado en el cual extrañamente entramos por alguna razón…

—Esperaremos al bastardo aquí…—soltó él arrojándome al suelo, por lo que no desperdicié la oportunidad y me paré antes de salir corriendo sin que se diera cuenta hasta la pared, en donde habían varias tablas viejas. Rápidamente tomé una fina, tomándola como una estaca improvisada—. ¿Qué haces? —Preguntó de repente a mi espalda, por lo que aproveché y giré de repente, clavándole la estaca en el pecho, pero para mi sorpresa la sacó como si nada—. Si un cuchillo de dolor infinito no pudo hacerme algo, menos una tontería como esta…—explicó sacándose la estaca para luego mirarme con rabia —. Eres igual de fastidiosa que el bastardo, son tal para cual—dijo acercándose a mi mientras retrocedía.

—Prefiero parecer a Nik que a un verdadero monstruo como tú—le dije haciendo que se detuviera.

—¿Monstruo yo? —preguntó burlonamente—. Niklaus es el único engendro de la naturaleza que nunca tuvo que haber existido…—dijo con notable odio.

—¿Por qué?, ¿por ser un híbrido?, ¿por no ser tu hijo? —le pregunté retadoramente.

—Por ser el culpable de todo lo que pasó por su obsesión con los lobos—respondió con rabia—. Se aventuró a salir a verlos transformarse bajo la luna llena, y él se llevó a mi hijo menor, Henryk…—terminó de decir sorprendiéndome un poco, no sabía esa parte de la historia de Nik, debió haberse culpado todo este tiempo—. No era más que un niño. Y fue destrozado.

—Estoy segura que no fue apropósito, conozco a Nik… seguro solo fue un accidente —le dije acusadoramente pero solo le hice enojar mas.

—¡¿Accidente?! ¡Asesinó a mi mujer! Su propia madre que juró purificarlo de su naturaleza bestia—dijo con furia, y esto tampoco lo sabía, pero sabía que había una buena razón por lo que lo hizo.

—Tiene que haber una buena razón…—dije con extraña seguridad.

—Es increíble que a pesar de todo le defiendas, lo amas tanto que estás completamente ciega…—me dijo de repente antes de que sus ojos se volvieron rojos por el hambre—. Tal vez pueda ayudar a devolverte la vista…—soltó antes de atacar mi cuello y todo quedar oscuro de nuevo…

Alaric's Daugther, second Season: el regreso de EiderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora