Capítulo 2

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Sasuke se conocía bien. Sabía que podría molestarlo y hasta qué punto podría soportarlo antes de que la línea de lo racional desapareciera.

Pero Naruto, a su lado, parecía no saberlo. Sentado junto a él, no dejaba de sonreírle a un pequeño bicho que se había subido a la silla. Sasuke lo sabía. Se levantaría sin despedirse, llevándose a su rubio amigo consigo. Lo arrastraría, sin importarle lo que los demás pensaran. Su familia le enseñó a no inclinarse ante los demás. Él seguiría esa regla.

Sasuke intentó no golpear la mano desconocida que acariciaba el cabello de Naruto con fuerza, mientras este fingía estar molesto y reía. Aunque estuvieran en el mismo lugar, apenas tenían tiempo juntos. Ambos estaban ocupados trabajando, y lo poco que les quedaba terminaba en una noche viendo películas a medias, cayendo dormidos en el sofá que Naruto adoraba.

Mordió su mejilla y no le importó que el chico perezoso notara su molestia. Era mejor que lo supiera, tal vez así los dejaría solos. Si no estuviera tan pegado a Naruto, ni siquiera le prestaría atención, pero ahí estaba, buscando más atención de la que merecía. Por eso odiaba a todos los que se acercaban a él como si fueran insectos.

—¿Puedo verte después? —preguntó el bicho emocionado.

—Sí.

—No.

Sasuke volteó hacia la mirada interrogante de Naruto, pero no respondió. Ya había dicho lo que pensaba, aunque no lo tomaran en cuenta. Naruto solo golpeó su pierna y continuó despidiéndose del bicho, al que si no se iba, terminaría usando un poco de insecticida.

—¿Desde cuándo respondes por mí?

—Desde que pareces olvidar que ya tienes planes. ¿Recuerdas?

Naruto pareció no entender, mientras se levantaban y salían de la biblioteca—. Sé que tengo que ir a casa para la cena, pero eso es hoy. ¡Y quiero tener una cita!

No quiero que la tengas, quiso decirle, pero se abstuvo y solo bufó para enfadarlo más. Era imposible que él tuviera a alguien, y además no quería que lo tuviera, porque en ese momento no tendrían forma de verse. No, gracias. Él lo evitaría, porque era su mejor amigo.

Cuando subieron al auto, Naruto siguió hablando sobre el bicho que revoloteaba a su alrededor. Detalles que Sasuke no veía, porque no encontraba nada interesante que complementara a su rubio amigo. Si no era lo suficientemente perfecto.

Como yo, respondió esa vocecita en su cabeza. Apretó el volante con fuerza. No quería que nadie estuviera a su lado hasta que llegara el momento correcto.

—No podrás.

—¿De qué hablas? ¡Ah! No, no, no otra vez, Sasuke. ¡Ni siquiera la señora Mikoto podría prohibirme tener pareja!

Permaneció en silencio mientras escuchaba las quejas de Naruto. Si hablabla con su madre, habría una gran posibilidad de ser apoyado y tal vez así lo escucharía.

—¡Mis amores! ¡Naru! —escuchó cuando la puerta se abrió. Una cálida y afectuosa bienvenida dada por su madre. Ella no dudó en abrazarlo y hacerlos pasar. Parecía brillar con la presencia de ambos allí, así que se apartó un poco, saludando a su padre y hermano, quienes estaban arreglando la mesa.

Un Idiota Enamorado; SasuNaruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora