Antes de que siquiera pudiera pensarlo, el día que ambos esperaban había llegado. Festejar el cumpleaños de Itachi, como si ya fuera un extraño ritual que existía entre ellos cada año. Incluso antes de que llegara a haber algo entre ellos, cuando la palabra mejores amigos no se extinguía, buscarían entre los pasillos de una tienda, el perfecto regalo para el mayor.
Uno que luego utilizaría para el chantaje si algo salía mal y se veían involucrados.
Naruto lo llamaba, salvación.
Sasuke solo aceptaría lo que fuera a decir.
Mientras examinaban detenidamente los estantes repletos de coloridos objetos, Naruto se detuvo repentinamente al divisar un tierno osito de peluche. Sus ojos brillaron con asombro y su corazón se aceleró ante la visión de la encarnación misma de la ternura y la delicadeza. Sin poder resistirse a su magnetismo, extendió las manos y acogió al osito con cariño, sintiendo cómo su suavidad acariciaba su piel.
El osito era de un color suave y tenía una expresión dulce en su rostro afelpado. Naruto se sentía irresistiblemente atraído hacia él. Levantó el osito cerca de su rostro, sintiendo la suavidad de su tacto y permitiendo que una cálida sonrisa se dibujara en sus labios.
Sasuke observó la escena con una mirada tierna y divertida. No pudo evitar sentirse contagiado por la alegría y la emoción que irradiaba Naruto en ese momento. Se acercó a él y apoyó una mano sobre su hombro, mirando el osito de peluche que parecía haberse convertido en una extensión de la personalidad alegre y cariñosa de Naruto. Dio una mirada rápida a su alrededor.
—Es tan lindo como tú —dijo Sasuke en un susurro, pero lo suficientemente alto como para que Naruto lo escuchara claramente. Sus ojos se encontraron en un vínculo íntimo. Las mejillas de Naruto se tiñeron de un suave rubor al escuchar las palabras de Sasuke. Se sentía halagado y amado, un torrente de emociones positivas llenaba su ser. Con una sonrisa radiante, tomó el osito de peluche y, con un gesto suave, lo colocó en las manos de Sasuke.
—Pues, será nuestro —respondió Naruto con ternura en su voz.
Sasuke asintió, cargando aquel objeto, sin dejar de ver la diversión en la mirada del rubio. Tampoco se lo negaría, había suficiente dinero como para gastarlo en cada uno de sus caprichos, y, aun así, terminaría por decir que sí a todo.
—Quien diría que Sasuke Uchiha sería tan cursi~
—No lo soy.
—Claro, claro... es solo una vaga ilusión que tengo, tranquilo, la señora Mikoto no lo sabrá. Ahora sí Podemos ir por el regalo de Itachi —río.
—Podemos. ¿Cuándo viene tu hermano?
—Creo que, pasado mañana, ¿Por qué? —preguntó Naruto, tomando unas piezas de lego.
—¿Se quedará en nuestra casa? —Naruto asintió, sin lograr entender a que quería llegar con todo eso—. Rubio, ¿Con nosotros...? ¿Qué pasara con la noche de películas?
—¡La tendremos! Solo que, con una ligera variación, ¡Por favor, Sasuke! Deidara casi nunca me visita desde que terminó por casarse.
—Se peleó con su esposo —aseguró Sasuke, cruzándose de brazos, en lo que Naruto dejaba los legos y algo más sobre la carretilla.
—No lo sé, pero, aun así, se acuerda de que tiene hermano, y eso está bien para mí.
—Entonces, ¿Si alguna vez llegáramos a pelear, te irías de la casa? —Naruto negó de inmediato, tomando el osito—. ¿Qué harás?
—Terminaré por sacarte, es mi casa, ¿Por qué tendría que irme de ella? Además, tienes a la señora Mikoto, con gusto te recibe.
—Si sabe que pelee contigo, no creo que tenga muchas ganas.
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Un Idiota Enamorado; SasuNaru
Fiksi PenggemarAntes de que siquiera la matriarca Uchiha supiera sobre los sentimientos de su hijo menor, y pensara en llevarlo a un psicólogo incluso a un oculista, antes que fuera a planear un futuro sin el consentimiento de su hijo. Hubo alguien quien dudó por...