En la atmósfera cálida y acogedora de la casa de Sasuke, una cena romántica se desarrollaba lentamente. Las velas parpadeantes iluminaban la mesa elegantemente decorada, creando destellos de luz que bailaban en los ojos de Sasuke y Naruto. El aroma tentador de la comida casera flotaba en el aire, aumentando la anticipación y el deseo compartido.
Sasuke, con una sonrisa radiante, había preparado con esmero cada plato. Cada corte de vegetales, cada mezcla de especias, llevaba impreso su amor por Naruto. Sabía que la comida era su forma de mostrar amor y cuidado hacia su pareja, y estaba decidido a hacer de esta velada un momento especial y memorabl.
Después de disfrutar de los sabores exquisitos que Sasuke había preparado, Naruto se levantó de la mesa con una chispa traviesa en sus ojos azules. Sasuke lo observó con curiosidad, preguntándose qué ocurrencia estaría planeando su entusiasta pareja.
-¿Qué estás tramando, Naruto?
Naruto, con una sonrisa juguetona, respondió-. Es una sorpresa, Sasuke. Solo tienes que esperar y ver -Su voz estaba cargada de emoción y amor, haciendo que el corazón de Sasuke se acelerara aún más. La curiosidad y el anhelo se entrelazaron en su interior mientras observaba a Naruto desaparecer en la cocina.
Los minutos pasaron, y el sonido de risas y murmullos llegó hasta los oídos de Sasuke. La anticipación se convirtió en una agradable tortura, pero valía la pena cada segundo de espera para ver la expresión de Naruto cuando finalmente revelara su sorpresa.
Finalmente, Naruto regresó triunfante a la sala, sosteniendo un postre en sus manos. Sasuke no pudo contener su alegría al ver la expresión de triunfo y amor en el rostro de su amado. Era un pastel en forma de corazón, decorado con cuidado y creatividad, como si fuera ramen. Se veía, todo menos apeticible. ¿Qué le pasaba en la cabeza de su pareja?
Naruto se acercó a la mesa con paso seguro, su corazón latiendo con una mezcla de nerviosismo y emoción. Colocó el pastel frente a Sasuke, su mirada llena de amor y orgullo.
-Lo hice especialmente para ti, Sasuke -dijo suavemente. Sus ojos azules brillaban con una intensidad especial mientras agregaba-. Quería mostrarte que también sé hacer cosas especiales, por eso combine dos cosas que me gusta comer.
-¿El ramen y lo dulce?
-Sí y no -Sasuke alzó una ceja sin comprender-. Me gusta el ramen, y bueno... ya sabes, también me gustas tú.
Las palabras de Naruto hicieron eco en el corazón de Sasuke, llenándolo de un cálido resplandor. Estaba abrumado por el gesto y la dedicación de Naruto. Sabía que ese pastel no era solo un regalo culinario, sino una expresión tangible de los sentimientos profundos y sinceros que Naruto albergaba por él. Sasuke se levantó de su silla y rodeó a Naruto con sus brazos, sintiendo la calidez y la seguridad del abrazo compartido. Sus cuerpos se fundieron en un abrazo apretado, mientras sus corazones latían al unísono.
En ese momento, los dos se miraron a los ojos, conectando en un nivel más profundo. El aire estaba cargado de electricidad, de la pasión y el deseo que se había intensificado a lo largo de su relación. Sasuke acarició suavemente la mejilla de Naruto, sintiendo la suavidad y el calor de su piel bajo sus dedos. Naruto inclinó la cabeza y sus labios se encontraron en un beso dulce y apasionado, sellando el amor y la gratitud que sentían el uno por el otro.
Los besos se convirtieron en un lenguaje propio, una danza íntima y sensual que solo ellos conocían. Los labios de Sasuke exploraron cada rincón de la boca de Naruto, mientras que las manos de Naruto se aferraban con ternura al cuerpo de Sasuke, buscando el contacto y la cercanía. Cada beso era un eco de sus emociones, una forma de comunicarse sin palabras el amor y el deseo que ardía en su interior.
Después del beso, se abrazaron nuevamente, sintiendo la calidez y la seguridad que solo el otro podía brindar.
-Pero, no comeras tan seguido ramen.
-¡Sasukeee!
Sus cuerpos se encajaron a la perfección, como dos piezas de un rompecabezas que habían encontrado su lugar final. Los abrazos eran apretados y reconfortantes, y cada caricia suave y amorosa dejaba huellas de fuego en su piel. Sasuke no quería abandoner esa situación por nada del mundo.
Era perfecto.
La noche continuó con risas, confesiones y momentos íntimos. Las caricias y los besos se entrelazaron con las palabras de amor susurradas al oído, se volvió una rutina a la que ya estaban acostumbrados.
Hacía mucho que había abandonado su habitación para compartir un poco más de su calor al dormir. Noches de insomnio por hablar como había sido su día, incluso el verlo descansar era lo más relajante que había encontrado.
En la suave penumbra de su santuario secreto, Sasuke y Naruto se encontraron envueltos en un abrazo íntimo y apasionado, entre las sabans de la cama. Sus cuerpos se entrelazaron. Las caricias eran suaves como plumas, trazando senderos invisibles sobre la piel sensible. Las manos de Sasuke exploraban cada curva y cada contorno, como artistas que moldean una obra maestra. Cada roce, cada suspiro. Los labios se encontraban en un beso profundo y hambriento.
¿Cómo había podido olvidar esa sensación? El estar conectado, la cálidez de su piel, incluso los latidos apresurados, junto a su mirada brillosa. Era una imagen que no podia olvidar. No, Naruto era una obra maestra.
En ese santuario de intimidad, descubrieron un universo de sensaciones nuevas y desconocidas. Cada susurro al oído era una promesa de entrega total, mientras sus manos exploraban las fronteras de la piel, desvelando los secretos más profundos y sagrados que guardaban.
En medio de la unión de sus cuerpos, experimentaron un éxtasis que trascendía los límites de lo físico. El amor fluía como un río salvaje, inundando cada parte de su ser. Los susurros y gemidos se entrelazaban con la música del corazón, creando una melodía única que solo ellos podían escuchar.
-Lo prometo... -balbuceó Sasuke sobre los labios de Naruto, sin apartar la mirada de sus embriagantes ojos-. Prometo cuidar de ti... siempre...
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Un Idiota Enamorado; SasuNaru
Hayran KurguAntes de que siquiera la matriarca Uchiha supiera sobre los sentimientos de su hijo menor, y pensara en llevarlo a un psicólogo incluso a un oculista, antes que fuera a planear un futuro sin el consentimiento de su hijo. Hubo alguien quien dudó por...