Sasuke caminaba por los pasillos de la casa, su mente inquieta y llena de dudas. Había tenido una conversación reveladora con su madre, y aunque se sentía un tanto aliviado, la inseguridad y la confusión seguían acosándolo. Hablar abiertamente sobre sus sentimientos era algo nuevo para él, pero su madre siempre había sido un apoyo constante en su vida.
Mientras se dirigía a su habitación, las palabras de su madre resonaban en su mente una y otra vez: “Creo que tu amigo debería saber que sí le gustas”. La idea de enfrentar sus propios sentimientos y confesarlos le aterraba, pero sabía que era necesario. No podía permitirse seguir negando sus emociones y vivir en la incertidumbre.
Sasuke se recostó en el sofá de su habitación, mirando fijamente el techo. Repasó en su mente todas las señales y sensaciones que había descrito anteriormente. Los latidos acelerados de su corazón cada vez que veía a Naruto, la dificultad para mantener el contacto visual por temor a revelar demasiado, las fantasías y los deseos que inundaban su mente cuando imaginaba un futuro juntos. Todo eso solo confirmaba lo que había estado negando durante tanto tiempo.
La imagen de Naruto se hizo presente en su mente. Su amigo, su compañero de aventuras, el hombre que siempre había estado ahí para él. Pero también estaba la realidad de las semanas que habían pasado sin verse, el vacío que se había instalado en el corazón de Sasuke y que se había vuelto cada vez más abrumador.
Desde que la imagen de ellos dos aun estaba dando vuelta por su cabeza. Había estado en casa de su madre por su propia molestia, porque sabía que podría explotar con lo minimo, y no deseaba eso.
El tiempo y las circunstancias los habían separado, y Naruto había seguido adelante, sin volver a mencionar lo que él vio. Mientras tanto, Sasuke se encontraba atrapado en un torbellino de emociones no resueltas, de las que ni siquiera podía reclamar.
Sus miradas se encontraron en medio de la sala, justo en el momento en que la puerta fue abierta. Había una chispa de reconocimiento y complicidad en los ojos azules de Naruto, pero también había algo más, una barrera invisible que los mantenía alejados.
Fue entonces cuando lo vio: una marca roja en el cuello de Naruto, un chupetón fresco y evidente. El corazón de Sasuke se hundió en su pecho, una mezcla de tristeza y rabia lo invadió en un instante. Se sentía traicionado, como si Naruto no le hubiera contado que estaba con alguien más. Cerró los puños con fuerza, luchando contra la ira que ardía en su interior.
¿Cómo pudo Naruto permitir que alguien más dejara una marca tan íntima en su piel? La pregunta resonaba en la mente de Sasuke, alimentando su dolor y su enojo.
—No tienes derecho a enojarte —respondió Naruto, su voz temblorosa pero llena de determinación—. Somos amigos.
La ira y el despecho hicieron que Sasuke perdiera la cabeza. Sus emociones se desbordaron y, sin pensarlo, actuó impulsivamente. Se levantó de su asiento con determinación y tomó el rostro de Naruto entre sus manos con violencia, acercándose a él con una intensidad arrolladora. Sus labios se encontraron en un beso cargado de sentimientos encontrados, un beso que expresaba toda la pasión, la tristeza y la confusión acumuladas durante tanto tiempo.
En ese instante efímero, el mundo pareció detenerse. La conexión entre ellos era palpable, como si todos los muros y barreras emocionales se desvanecieran en un instante. Sasuke se aferró desesperadamente a ese momento, esperando que el beso fuera la confirmación de lo que había estado negando.
Pero la realidad cruel y confusa se hizo presente de manera abrupta. Antes de que el beso pudiera profundizarse y sellar lo que sentían, Naruto reaccionó de manera brusca y repentina. Sus puños se alzaron en un acto instintivo de autodefensa, golpeando con fuerza el rostro de Sasuke y apartándolo bruscamente.
El sonido del impacto resonó en la habitación, quedando suspendido en el aire, mientras un silencio incómodo se instalaba entre ellos. El dolor físico en el rostro de Sasuke se mezclaba con el dolor emocional que se intensificaba en su interior. No podía creer lo que acababa de suceder. La confusión y el arrepentimiento se apoderaron de Naruto, reflejándose en su mirada mientras se alejaba de Sasuke.
Sasuke retrocedió unos pasos, su mano instintivamente buscando su rostro adolorido. La mezcla de emociones lo abrumaba. Por un lado, había encontrado un momento de conexión y verdad en ese beso fugaz, pero la reacción violenta de Naruto le recordaba lo complejo y confuso que era su vínculo ahora.
El silencio persistió, llenando el espacio entre ellos con una tensión palpable. La sala quedó sumida en la tensión, y Naruto se encerró en su habitación sin decir una palabra más.
Sasuke se quedó allí, solo y confundido. Las emociones tumultuosas lo abrumaban, y su cabeza daba vueltas intentando comprender lo que acababa de suceder. Se preguntaba si había actuado de manera impulsiva y egoísta, si su intento de reclamar a Naruto solo había empeorado las cosas.
El silencio y la soledad se apoderaron de la habitación, y Sasuke se sentó en la oscuridad, sumergido en sus pensamientos y emociones encontradas. Sabía que tenía que enfrentar las consecuencias de sus acciones y buscar una forma de arreglar las cosas con Naruto. Debía encontrar una manera de mostrarle que su amor era genuino y que estaba dispuesto a luchar por ellos, a pesar de los errores cometidos.
Porque al final, estaba enamorado de Naruto, como un completo idiota.
ESTÁS LEYENDO
Un Idiota Enamorado; SasuNaru
Fiksi PenggemarAntes de que siquiera la matriarca Uchiha supiera sobre los sentimientos de su hijo menor, y pensara en llevarlo a un psicólogo incluso a un oculista, antes que fuera a planear un futuro sin el consentimiento de su hijo. Hubo alguien quien dudó por...