6. No hay notificaciones

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Capítulo 6. No hay notificaciones

Summer

Estoy a punto de escribir a Kol y decirle que olvide nuestro trato. 

Ya no puedo seguir fingiendo que está todo bien.

Me siento terrible por usar su secreto para mi beneficio, pero al mismo tiempo quiero hacerle llegar a Leister la información de que ya no sigo pensando en él. 

Aunque eso sea una gorda mentira porque sigo pensando en él cada minuto del día. 

¡Cómo detesto sentirme así! 

No debería tener que hacer esto para probar un punto. Ni siquiera debería pensar que esto es algo bueno. Pero no puedo dejar que él piense que sigo pensando en él. 

Suficiente tuve todas mis noches llorando porque pensaba que lo nuestro era eterno. 

Gran error. 

Suficiente tuve con esquivar los lugares donde él siempre pasa por miedo a encontrarme con él y actuar como una ex que lo sigue extrañando. 

Porque lo hago. 

Basta. 

Es suficiente. 

Y si logro, al menos un poquito, sacarme de la cabeza a Leister, fingiendo que estoy con alguien, está bien, lo haré. 

Porque salir con mis amigos, pretendiendo que no me molesta cuando hablan de Leister, y sonreír cuando alguien habla de que él está «viendo» a alguien más… No, ya no puedo. 

Además, las vacaciones se aproximan. Acacia se irá a su ciudad natal con Dona y Dan. Eso elimina a tres amigos en un solo tiro. 

Lewis está perdido, no responde mis mensajes y Lana. Uf, Lana ya no cuenta. Ahora es más responsable que antes y cuando tiene tiempo libre se lo dedica a Liam, así que ya no puedo contar con ella. 

Solo me queda Kol. Kol Ferrara que ahora será mi novio y del que no sé nada.

Por algo se empieza. 

Y eso es ahora mismo, mientras conduzco hacia el sur del campus donde está la enorme cancha de fútbol americano donde entrenan los jugadores. 

Solo vine dos veces a este lugar, a ver las finales. Y sigo sin entender cómo se juega esto, es aburrido en ocasiones, pero los chicos lindos lo recompensan.

Recuerdo haber visto a Kol alguna vez jugando, pero mi atención se desvió al oponente que tenía una de las más bonitas sonrisas que he visto. 

Y olvidé a Kol. 

Hasta ahora. 

Nuestros mensajes han sido cortos, al parecer a él no le gusta gastar el tiempo explicando con detalles, porque solo dijo:

Kol: Entrenamiento. 10 am.

Directo al grano. 

Así que, cuando aparco el auto y voy hacia el interior del complejo, me pierdo. 

Las otras veces vine acompañada, Lewis conoce mejor la dirección hacia los asientos. Y mi sentido de orientación falla tan mal que voy a parar a los vestuarios. 

Giro en redondo, esperando encontrar a alguien hasta que veo a un chico usando hombreras que trota hacia una máquina de comida y saca una botella de Gatorade. 

—¡Oye! ¡Oye tú el de uniforme!

El chico se da la vuelta y sonríe al verme. 

—Ese soy yo.  

Una mentira blanca para una alma destrozada ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora