13. Que me parta un rayo

7.3K 566 89
                                    

Capítulo 13. Que me parta un rayo

Kol

Mierda. Mierda. Mierda. 

No puede haberme hecho esto. 

Por supuesto que puede; ya lo hizo. 

Siento la mirada de Taylor a un lado de mi rostro. Quemando. Haciendo que me retuerza en la miseria.

—¿No lo sabías? —vuelve a preguntar. 

La respuesta va a seguir siendo la misma, pero aún así me insiste como si creyera que fuí yo quién lo hizo. 

—No. No lo sabía. 

Vuelve a asentir con la cabeza, frunciendo la boca en desaprobación. 

Esto es un delito. Creo. 

—¿Cómo me doy de baja de esto? —digo, mirando mi perfil, donde busco pareja, aclarando en mi perfil que: busco alguien que me haga feliz. No me importa quién sea, estoy abierto a opciones. 

—Uhm, déjame ver. —Taylor me quita su celular, buscando entre las múltiples opciones mientras yo me quedo estático a su lado, pensando en quién me pudo crear ese perfil, que no es falso, porque la información detallada en esa página es verídica. 

Algo que Leister no puede saber. 

Fue el primer nombre que se me vino a la mente cuando Taylor me diji que me encontró en una página para buscar parejas. Algo que no estoy haciendo porque no tengo tiempo. 

Ni para una falsa logro sacar tiempo, peor para una verdadera. 

Así que, queda descartado Leister. Es un imbecil que me cae mal, pero él no fue. Solo me queda…

—Carajo. 

—Estoy haciendo lo mejor que puedo —responde Taylor pensando que me dirijo a él—. ¡Lo encontré! Aquí está la opción para eliminar la cuenta. 

Me la enseña en su celular, solo que no es en mi cuenta, es en la suya. Y yo no tengo la contraseña para ingresar y borrar, porque de seguro, la tiene mi madre. 

Me doy la vuelta, subiendo por las escaleras hasta llegar a mi habitación y cerrar con llave mientras mi otra mano se encarga de marcar el número de mi mamá. 

Un timbrazo. 

Dos. 

Tres. 

—¿Los cerdos están volando? —saluda mamá con una voz alegre—. Nunca creí que me llamarías. 

—¿Qué fue lo que hiciste?

—¿Hoy? Me levanté, hice el desayuno, me vestí para ir al trabajo…

Gruño contra el teléfono haciendo que se ría.

—Hablo de la página de citas que me creaste. Sin mi permiso. —Suelto un suspiro—. Sin. Mi. Permiso.

—Te dí un tiempo de plazo para que salieras con alguien, Kol. —Ya no suena tan feliz—. No sabes lo triste que me siento viendo que aún sigues mal por una chica que no te merece. 

Cubro mi rostro con la mano, sujetando el celular con la otra y dando un paso hacia atrás para sentarme en la cama. 

—Mamá —comienzo, tomando tiempo para contestar sin pelear—, ya dejé de pensar en Hailey. Eso se terminó y está en lo más lejano de mi vida. 

—¿Y por qué no has salido con nadie desde que eso acabó? —Oh, no, aquí vamos de nuevo—. Debes ser feliz con alguien a tu lado. Eres joven, debes vivir…

Una mentira blanca para una alma destrozada ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora