Capitulo 18

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Nos sentamos en el pasto, nuestros abuelos habían empezado una plática que no tenía para cuando acabar.

- ¿Vives en la ciudad? - me preguntó Carlos.

-sí, vengo en las vacaciones, nunca pensé que el señor Ortega tuviera un nieto de mi edad es curioso que siendo tan buenos amigos ellos, nosotros jamás nos hayamos conocido- le dije.

-bueno es que yo vivo en otro lugar lejos de aquí y no venimos muy seguido- hablo Carlos.

- ¿Y te gusta estar aquí? - le pregunté mirándolo.

Carlos asintió.

- aquí puedo estar con mis abuelos y ayudar con sus animales, si pudiera quedarme lo haría- me dijo.

Le sonreí.

Mire a Carlos unas dos veces antes de que cada uno se fuera a su casa. La última vez que nos vimos estábamos en el puente de madera.

-talvez regrese para las vacaciones del otro año- me dijo.

-si yo también, no creo que vaya a cambiarlo- le dije riendo

-me alegra haberte conocido, al menos podré decir que hice una amiga en el verano y no solamente que estuve alimentando a yeguas- soltó riendo.

-pero te gusta mucho cuidar a los animales así que no es tan malo- le dije.

-tienes razón... No olvides aceptar mi solicitud en Facebook, es una lástima que no tengas celular- me miró.

-sí, talvez consiga uno antes de que termine el año, igual estaré en Messenger- le dije.

-te enviaré mensaje espero que lo respondas y ya me voy por qué tengo que terminar de rogarle a mi madre de que me deje quedar- me dijo riendo.

Quedamos en estar en contacto por Facebook, me había agradado y estaba agradecida de que hubiera ayudado a Shazam aquella vez.


Después de haber estado casi todo el verano en casa de mis abuelos y de hacerle creer a todos que estaba bien, regrese a mi casa. Faltaban dos semanas para regresar a las clases y tenía que comprar unas cosas nuevas.

-Dante vendrá por nosotras a medio día, iremos a comprar uniforme nuevo y llevar a Shazam al veterinario Ese pobre animalito le fue muy mal - dijo mi madre.

-debió ser por los animales del pueblo- le contesté.

Era verdad, Shazam se la pasaba correteando a las gallinas o si no se iba al corral de las vacas, no solo se lastimo la pata sino también tenía pulgas.

Mi mamá se percató de que solo jugueteaba el desayuno así que se acercó a mi tocó mi mejilla.

-no has comido bien desde que regresaste no lo entiendo tu abuela decía que allá acababas todo ¿Es que ella cocina mejor?, Beth si sigues así te llevaré al médico y no querrás vitaminas feas- amenazó.

Estar de vuelta en casa no me hacía feliz pero tampoco me sentía bien con mis abuelos, el problema no era la comida de mi abuela o de mi madre, ni el lugar donde estaba simplemente el problema era yo no comía para no sentirme culpable e irlo a vomitar en el inodoro, para que al momento de ponerme una prenda no sintiera que está había aumentado unas tallas más, para no odiarme más de lo que ya lo hacía.

Me puse una camisa holgada y unos pantalones rasgados ajustados.

Dante y Camille nos esperaban en el carro.

Para el que nunca fue.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora