Fátima es una chica peculiar. Además, de que tiene muy mala suerte para mantener un trabajo. Sus ambisiones se resumen en, vivir la vida al máximo, equilibrar sus chakras cada viernes y mantener su nuevo trabajo. Pero las cosas cambian cuando algui...
Unos cuantos besos en la espalda me obligan a abrir los ojos. David acaricia el centro de mi espalda y suelto un jadeo bajito.
—Buenos día—me da otro beso.
He dormido como una reina. Nunca me había pasado esto. Que un hombre me desee tanto que lo quiera hacer conmigo a todas horas. Ya había pasado tres días desde que nos acostamos por primera vez. David era una caja llena de sorpresas, tenía las formas más creativas para hacer el amor.
—Hola.
—Me voy al trabajo, ¿cuidarías a Zeus?—asiento adormilada. Su perrito se llama Zeus y es bastante amigable aunque cuando me vio por primera vez, seguro pensó que yo era una pervertida. Una pervertida con un vibrador ahí.
Se inclina cerca de mi oreja y esparce besos por toda esa zona. Entierro mi rostro en la almohada ya que estoy boca abajo y siento que sus dedos me quitan la sábana de la espalda. Al estar desnuda, es muy fácil para él darme una nalgada.
—Me quiero portar mal justo ahora—susurra sentándose ahorcajadas encima de mis muslos. Sus manos acarician mi trasero e intento mirarlo sobre mi hombro.
—Algunos solo queremos dormir—murmuro con la voz ronca. Me lanza una guiñada y se lleva un dedo a los labios para chuparlo.
—Otros solo queremos sexo mañanero—dice con una sonrisa traviesa y acto seguido, introduce ese dedo en mi vagina. Suelto un gemido, mientras sus dedos siguen entrando y saliendo de mi interior—. Podría estar así todos los días.
Suelto un suspiro. Nunca iba a cansarme de semejante hombre. Escucho el cierre de su pantalón y me preparo para lo que viene. Es un hombre insaciable, si es por él no me habría dejado dormir.
—Señorita Espada—comienza a decir—. Estos días le he hecho el amor pero ahora me la voy a coger,—murmura apoyando una mano cerca de mi brazo—. duro—termina por decir.
Entonces se entierra de golpe, sus manos agarrando mis caderas. Comienza a penetrarme con apetito y cada embestida envía ondas por todo mi cuerpo. Mis gemidos salen sin poder evitarlo. Se inclina para morderme con suavidad el hombro y mis ojos se voltean.
Si el mundo se acabara en este instante moriría feliz.
La intensidad del momento no me deja procesar lo que esta pasando. De repente, sale de mí para girarme y abrirme las piernas. Se acomoda y vuelve a embestirme, mis ojos se cierran.
—Dí que sí—su frente se apoya en la mía.
Lo observo fijamente.
—¿A qué?—cuestiono soltando gemidos.
—A salir conmigo.
Sus embestidas continúan por varios minutos y cuando logramos llegar al orgasmo, me visto en silencio y salgo de la habitación. Mis manos se apoyan en el grifo del baño. Mi respiración agitada pero ya no es por el sexo.
Estoy a un paso de entrar en una crisis nerviosa. Intento respirar pero comienzo a marearme y varias lágrimas salen de mis ojos sin poder evitarlo.
Esto esta ocurriendo demasiado rápido. Debo poner un alto. No me gusta el miedo que se está acumulando en mi pecho.
Cuando salgo del baño, Zeus ya esta recostado en mi sofá. Lo saludo acariciando su cabeza y camino hasta la cocina donde David está preparándome el desayuno antes de irse al trabajo.
—¿Te gusta el café con leche de coco?—pregunta sirviendo una taza, pero cuando se percata de mi estado, sus movimiento se detienen—. ¿Que ocurre?
Comienza a acercarse a mí pero doy varios pasos hacia atrás.
—Necesito que salgas de mi casa—sus pasos se detienen. Ladea el rostro con mucha confusión.
—Fátima...
—He dicho que te vayas, David.
Respira profundamente y llama a Zeus quien se sienta frente a él.
—¿Puedo saber la razón de tu repentino cambio de actitud hacia mí?—pregunta en voz baja, sus músculos tensándose bajo ese traje de saco. Se ve increíblemente apuesto.
—Esto está pasando muy rápido y no estoy preparada. Quiero que te vayas y jamás vuelvas a aparecerte frente a mi puerta.
—¿Por qué?
—Porque no quiero estar contigo. Solo fuiste una distracción, ambos debemos volver a la realidad.
Permanece en silencio por unos minutos y luego suelta un suspiro. Mi pecho se aprieta porque puedo notar la tristeza atravesando su rostro.
—Así que eso soy para tí.
No respondo, solo me cruzo de brazos mirando la pared a mi lado.
—Supongo que siempre cometo el mismo error—murmura bajando la cabeza—. No me diste la impresión de ser ese tipo de mujer, es una pena.
Se detiene frente a mí.
—Estuvo bien mientras duró—me dice—. Supongo que 72 horas no son suficientes para hacerte olvidar eso que no has querido decirle a nadie.
Mi cuerpo se tensa y vuelvo a verlo. Sus ojos parecen brillar y hace una mueca.
—Espero que logres encontrar lo que estás buscando, o que no sea tarde para nosotros, yo fantaseaba con tenerte en mi vida para siempre.
Me pasa por un lado y sale de mi apartamento. Entierro mi rostro en mis manos para llorar con fuerza. Siempre hago lo mismo.
Por eso estoy sola.
Nota: Bajen las antorchas, vamo a calmarno. A veces la vida es dura y los miedos pueden arruinar algo bonito.
Ustedes: "Se supone que esto sería una historia de setso desenfrenado y comedia"...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.