26: Ambos lados

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Esto es lo mas +21 que he escrito, ojo.

La vida al lado de David era felicidad, sexo y amor...mucho amor. Todos los días venía a verme, me abrazaba como si no me hubiera visto en mucho tiempo, me besaba como si no me fuera a volver a ver y me recordaba lo hermosa y peculiar que era.

Debía ser honesta, amaba con locura a este hombre.

Su lengua continúa torturándome y recuesto la cabeza hacia atrás. No sé lo que dice, pero murmura algo sobre mi clítoris antes de atacarlo con lamidas más intensas. Mis ojos se giran por las sensaciones. Si antes tenía mis chakras alineados estaba segura de que David se encargaría de desalinearlos. Sus manos recorren la desnudez de mi piel mientras me retuerzo en el asiento. Cuando parece satisfecho con lo que me ha hecho, se pone de pie y se baja el pantalón.

Paso la lengua por mis labios admirando todo su cuerpo. Aún me cuesta creer que semejante hombre está conmigo.

—¿Acaso tienes una idea de lo mucho que te deseo? —inquiere sacando su duro miembro. Se toca observándome, se muerde los labios y estira una mano para mover mi camiseta de manera que deja expuesto uno de mis pezones. La confianza con la que me toca me vuelve completamente loca. Me fascina todo lo que me hace.

—Lo has demostrado bastante—respondo en un jadeo cuando aprieta la piel sensible de mi seno.

—No lo has visto todo, Fátima—susurra sujetándome por el brazo para ponerme de pie. Sus manos rodean mi cintura para besarme apasionadamente antes de soltar una pregunta que contrae mi vientre—. ¿Te parece si jugamos un rato?

Me muerdo los labios asintiendo y me suelta para ir hasta la habitación. Hago una mueca confusa, pero de repente escucho sus pasos nuevamente. En sus manos hay una maleta. Se acerca hasta el sofá y se sienta apoyando la maleta sobre sus piernas. Cuando la abre, mi garganta se seca. Lo primero que saca es un látigo de cuero.

Parpadeo asombrada, no tenía idea de que esta fuera una de sus fantasías. Había comentado algunas cosas, pero nunca sobre azotarme o amarrarme. Mis cejas se disparan al cielo en cuanto lo veo sacar unas esposas.

—Acércate—ordena y no hago más que acercarme a él y sentarme a su lado. Agarra mis manos y me coloca las esposas con delicadeza detrás de mi espalda—. Te va a gustar, lo prometo—murmura dejando un casto beso sobre mis labios.

—De acuerdo—respondo con algo de timidez.

Se sienta hacia atrás, deja la maleta en el suelo y con el látigo—aunque el nombre correcto es fusta de látigo— en la mano, me ordena recostarme boca abajo sobre sus piernas.

Ay, diosito.

Hago lo que me ordena.

—Primero voy a darte un par de nalgadas para darle un toque rosado y hermoso a tus glúteos y luego lo haré con la fusta. Puedes pedirme que me detenga en cualquier momento y lo haré en seguida. ¿Entendido?

—Sí—respondo reteniendo las ganas de decirle «amo» como la sumisa que quiero ser con él y con lo bonita que es la vida por traer a mi vida a mi propio Christian Grey versión clase media pero mucho más sexy.

La primera nalgada llega sin piedad, me sobresalto por la impresión, pero tenso mis labios con una sensación extraña entre mis piernas. Me sorprende el pensamiento: «Me ha gustado».

—¿Qué te ha parecido? —cuestiona acariciando el mismo lugar que me ha golpeado.

—Más—respondo en voz baja.

La segunda nalgada llega en el otro glúteo. Me muerdo los labios. Cuando pasa la fusta por ambos lugares sensibles me retuerzo, es una sensación extraña que me provoca placer. No sé cuánto tiempo lo hace, pero para este punto estoy completamente mojada, intento separar mis manos, pero por las esposas es imposible. Me parece una tortura no poder tocarlo cuando todo lo que deseo hacer es eso.

De repente, se detiene dejando la fusta a un lado y sus dedos acarician todo el lugar. Cuando su dedo toca mi centro de forma directa siento que me voy a correr.

—Tienes una laguna ahí abajo—susurra introduciendo ese dedo.

Quiero responder que es por él pero siento tanto placer que es imposible hablar. Me ayuda a ponerme de pie y me gira para comenzar a besar mis labios, mi cuello y mis pechos. Mis manos detrás de mi espalda intentan separarse de las esposas para alcanzarlo, pero es inútil. Suelto un quejido cuando sus labios se encuentran con mi pezón. Sus manos en mi cintura y su pene tan duro acariciando mi muslo me vuelven deseosa por él.

Entonces, sin esperarlo, me gira para que caiga sobre el sofá y mi rostro queda sobre este.

—Voy a cogerte por ambos lados—me avisa posicionándose detrás de mí.

—Hazlo, maldita sea—respondo entre gemidos.

Cuando entra en mí, mis paredes se contraen tanto que puedo escucharlo soltar varias maldiciones mientras me sujeta por las caderas y se mueve con vehemencia dentro y fuera. Esto es lo más excitante que he hecho con él. No puedo controlar mis gemidos. Ni siquiera me importa que doña Margarita nos escuche.

Y cuando me folla por ambos lados me doy cuenta de que mis sentimientos por él se intensifican tanto que exploto en un orgasmo que arrasa con mi estabilidad y cordura. Todo es tan intenso que todo mi cuerpo tiembla y mis piernas fallan por la debilidad que siento después del orgasmo.

Entonces me doy cuenta de golpe que además de felicidad, David ha traído a mi vida mucho más y doy gracias a mi mala suerte y mis siete vibradores que me llevaron a conocerlo. 

Nota: Gracias por llegar hasta aquí, espero que les haya gustado el cap

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Nota: Gracias por llegar hasta aquí, espero que les haya gustado el cap. Lamentablemente, este es el último capítulo y luego el epílogo. No se me pongan sad, sigo trabajando en varias historias que estoy segura les va a gustar. Si se han quedado con ganas de David, vayan a conocer a Emil, ambos están cortados con la misma tijera >.< La pueden encontrar en Creer que sí. Disfruten. 

Chica Peculiar (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora