8: Esta noche

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—No es que tenga el ego por las nubes, es que sé que puedo hacerlo—le pone el seguro a la puerta y comienza a caminar en mi dirección. Miro a mi alrededor he intento huir pero es imposible y termino apoyada de un escritorio cerca del ventanal—. Tu corazón late desbocadamente dentro de tu pecho porque no sabes lo que va a ocurrir. Te asusta pero sientes curiosidad porque nunca antes has experimentado la adrenalina. Tus labios se secan y los quieres lamer.

De manera inconsiente lamo mis labios a lo que él sonrie satisfecho.

Continúa caminando en mi dirección. Me giro para mirar por la ventana. No tengo escapatoria pero no quiero mirarlo.

—Sientes un cosquilleo recorrerte el pecho que baja lentamente hacia tu centro. A donde mis manos ya han llegado— parpadeo confundida porque no entiendo cómo lo está haciendo, pero todo lo que dice está provocando algo en mi—. Tus piernas se contraen entre sí, mientras la presión se acumula en tu interior por el deseo. Quieres que te toque en donde ya te he tocado, que te bese en donde ya te he besado.

Me remuevo.

—Quieres que introduzca mis dedos en tu interior que ya esta húmedo. Y te gusta, te encanta lo que estás sintiendo. Y porque no puedes evitar pensar en lo excitado que estoy por ti.

Me muerdo los labios escuchándolo.

—Quieres sentirme dentro de ti, pero tienes miedo. Sin embargo, en lo prohibido está el deseo—lo escucho detrás de mí y se acerca un poco más. No me toca pero puedo sentir su respiración cerca de mi oido—. En lo delicioso que es sentirte así por mí. Sé que soy solo un extraño para ti, pero quieres que te incline sobre la mesa y te folle duro, ¿no es así?

Cierro los ojos.

—No—es lo único que logro decir.

—Yo creo que eso es lo que quieres—dice mientras su mano recorre un lado de mi brazo y me estremesco.

Luego, acaricia el borde de mi pantalón y mete la mano por la parte frontal. Sientos sus cálidos dedos tocar la tela de mi braga e intento reprimir un gemido.

— Y sospecho que estás completamente mojada— cuando lo escucho decir eso, suelto un gemido bajito porque su dedo se cuela por la tela para tocar mi humedad. Me remuevo perdida en todas las sensaciones. Una de sus manos sube hasta mi pecho y lo acaricia, pero de nuevo, su mano se mete por el escote y me pellizca el pezón.

¿Esto de verdad está pasando?

—David...

—¿Ves que fue sencillo? Ahora sé que me deseas como yo a ti—besa mi cuello, mientras acaricia mi clítoris y me aprieta el pecho. Jamás había sentido algo similar—. Solo tienes que dejarte llevar, te prometo que te va a encantar.

Suelto un gemido bajito cuando su dedo entra en mi interior. Sus labios me besan el mentón, restrego mi trasero sobre su erección. La excitación se me acumula y de pronto, exploto como si no estuviera en una escuela, como si él no siguiera siendo un desconocido y, como si yo fuera la persona más desvergonzada del planeta. De repente, saca la mano de mi entrepierna y me sujeta por la cintura para moverse detrás de mí, simulando el acto sexual.

—Así podría hacerte, pero no quieres que te baje la braga y te haga el amor aquí mismo—me dice restregandose sobre mi trasero.

—Ven a mi casa esta noche— es lo que logro decir, antes de que alguien intente abrir la puerta.

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Chica Peculiar (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora