3 ✣ Contacto ✣

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―Vaya, vaya

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―Vaya, vaya. Primero en el Starbucks, ahora aquí en mi casa. Estoy pensando seriamente que ahora estás obsesionado de mí.―Mostré mi arrogancia y seguridad delante de él.

No iba a lograr que me intimidara. En primer lugar no sabía que estaba él haciendo en mi casa, en mi hogar, en mi territorio.

―Creí que me enseñarías el instituto hoy.―Dijo molesto.

¿En serio vino hasta aquí por eso?

―Creíste, anda y ve con algunas de las estúpidas que están locas por ti y diles que te enseñen el instituto.

Dicho eso, salió de su auto. Se podría ver a simple vista lo cabreado que se encontraba y se posicionó en frente de mí, invadiendo mi espacio personal.

Sus orbes azules se encontraban mirándome rabiosamente.

―Mañana a primera hora te quiero ver en el instituto y guiándome. No me quieres hacer molestar, Nicolle Mrcury.

No me asombré que supiera mi nombre y mi apellido, si sabía donde vivía, claramente eso era lo de menos.

¿Este tipo qué se creía? No iba a hacerlo, odiaba recibir órdenes de las personas, y él es un don nadie en mi vida para yo hacerle caso a sus órdenes,  a mi madre que es lo que más quiero en mi vida le desobedezco la mayoría del tiempo. Este tipo me improsiona lo patán que puede llegar a ser.

Seguramente acostumbra a que las chicas le obedezcan en todo y les estén arrodilladas a sus pies, pero conmigo la situación es muy diferente.

―¿Te crees que puedes venir a mi casa a darme órdenes y favores que no me convienen? Para tu información ni a mi mamá le hago caso para mucho menos hacerte yo a ti que eres solamente un don nadie arrogante.―Expresé bruscamente.

Enseguida me tomó de los brazos y casi me iba tropezar de lo desprevenida que me tomó ese acto de él.

―Nicolle, dulce y déspota. No te conviene hacerme enojar y es mejor que te vayas acostumbrando a tomar mis órdenes sino quieres que tu noviecito Ethan o como se llame, regrese a su casa jodido.

―No te atreverías.―Se estaba ganando mi odio profundo.

―¿Cómo que no? Su hermana Thania es muy linda, una pelinegra muy sexy que puede excitar a cualquiera, no me vendría mal un polvo con ella.

―No te metas con Ethan, y mucho menos con su hermana. Que te quede claro imbécil, tú a mí no me vas a amenazar. No dejaré que los toques.

Traté de apartarme, pero eso no parecía inconveniente para él, apretó más su agarré en mis brazos y se acercó a la altura de mi cuello.

―Hueles tan bien―Se encontraba olfateandome.

Podía sentir su nariz en mi cuello. Mi piel se puso de gallina.

Linaje Real ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora