Veía las infinidades de estrellas y toda la aurora boreal reflejarse en la oscuridad de la noche. Me hacía recordar a todas las vidas que se han perdido y de alguna forma u otra encontraron su camino en el cielo, proceso que aún no he cumplido porqu...
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NOAH MONTEVIUR
La había esperado.
A esa chica pelinegra, desposta, malhumorada. Debo de admitir que me divertía la situación, su cara era muy expresiva.
Me encontraba en la esquina de su casa esperándola en la hora que había acordado en el mensaje que le envié anoche.
La niña malcriada me había pateado en los testículos.
No se iba a quedar así como si nada. Se merecía un castigo, la haría pagar de una manera que solamente a mí me daría mucha diversión.
―Esta niña me va a tocar los cojones por esperarla―expresé al aire.
Tengo que admitir que mi paciencia tiene un límite y por desgracia ya se estaba acabando.
Ya habían pasado 10 minutos exactamente.
En eso, el auto de su mamá me pasa al lado. Y los vidrios de ese auto son ligeramente claros, vi a Nicolle en el asiento del copiloto.
Empecé a seguirlas.
Pasé dos minutos siguiéndolas y en el trayecto en el que iban era hacia el Instituto Monte Santa, aceleré el auto y las pasé de largo. Ya me encontraba cabreado, una vez más esa niña despota me había desobedecido. Aprenderá por las malas que conmigo no se juega.
Estacione el auto junto al parking del Instituto y aún no había concentración de alumnos.
Vi a una chica Rubia que la reconocí porque compartíamos clases de Biología, no estaba mal pero no era mi tipo, pero serviría para lo que le tengo planeado hacer.
Se encontraba con un cigarro en la mano.
Me acerqué a ella y le tendí el yesquero que tenía siempre guardado conmigo, para prenderle el cigarro.
Aspiró el cigarro profundamente y seguidamente botó el humo.
―Noah Monteviur acaba de ayudarme, que linda coincidencia―Expresó la chica rubia, la lujuria se le podía ver claramente en sus ojos color mieles.
―¿Cómo te llamas?―Ignoré su comentario, no quería perder más tiempo, necesitaba saciar estas ganas de matar a alguien.
―Lara, pero puedes llamarme mi amor para lo que necesites cielo.
Okey, esta chica si que necesitaba atención urgentemente.
Me acerqué a ella y le puse las manos junto a los lados de su cabeza, puse la mirada fijamente a sus ojos.
―Lara, acompáñame al auto, y no te vas a bajar hasta que yo te diga.
Lo mejor de ser un vampiro es tener el poder de la hipnosis, es lo único que le veo de positivo.