9 ✣ Secretos ✣

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Ya era lunes por la mañana, mi fin de semana soñado había terminado en circunstancias que pensé que nunca iban a suceder.

No podía engañar a nadie, me sentía preocupada. En ese momento no lo sentí, pero pasé todo el día de ayer pensado en lo que hice con Noah, ayer un domingo aburrido como cualquier otro.

Había recordado algo sumamente importante.

No habíamos usado protección.

Mi primera vez y no usé protección. Es que yo no podía ser más estúpida. Dudaba quedarme embarazada, los bebés no se crean tan rápido, ni siquiera sé si estaba en mis días fértiles, pero estaba esa posibilidad.

Era muy inexperta en ese asunto, tendría que investigar más.

Terminé de maquillarme, oculté las marcas que Noah me hizo en el cuello con algo de base y el moretón de mi mejilla casi no se veía, le apliqué base y volví a ser la misma.

Suspiré.

No sabía cómo dirigirme a él ahora, me sentí usada, como una prostituta. Lo peor es que me gustó, estaba completamente loca.

Terminé de vestirme con el uniforme.

Mamá se ofreció a llevarme, con ella traté de disimular que yo estaba perfectamente bien y ella no es de analizar mucho mi comportamiento o se hace la que no se percata de ello. Así es ella.

Estacionó el auto, me bajé y me despedí de ella con un beso en la mejilla.

Entré en el instituto, caminé en los pasillos atestados de alumnos.

Fui a mi casillero y busqué el cuaderno de Biología, Gabriel Emerson no podía regañarme, estaba queriendo mejorar mi rendimiento en las clases y había realizado su dichoso ensayo.

Cerré el casillero, iba tan distraída que no me percaté que alguien estaba bloqueando mi camino cuando ya era muy tarde y tropecé con esa persona.

Mi cuaderno de biología salió disparado en algún lugar del pasillo.

Lo encontré, cuando iba dispuesta a agarrarlo un zapato negro de vestir estaba bloqueando mi campo de visión y estaba aplastando mi cuaderno.

Levanté mi mirada para efrentarme a esa persona y pedirle que dejara de pisar mi cuaderno.

Ojos azules calculadores y muy profundos pude observar, su piel era muy pálida, su cabellera era dorada y larga, su rostro era muy maduro con facciones finas, su nariz respingada e iba con un traje muy elegante parecía una persona muy importante, no parecía un alumno, era un adulto.

Me recordaba a cierto personaje con las mismas facciones.

Pero no porque fuera un adulto muy atractivo le daba el derecho de pisar mi cuaderno, era una falta de respeto.

―Disculpe, ¿Puede dejar de pisar mi cuaderno?―Mi tono no era amigable, estaba molesta.

―Oh—Hizo una exasperación de sorpresa mirando lo que estaba pisando―Disculpa, no me fije.

Dejó de pisar mi cuaderno y me lo entregó en mis manos, cuando sus manos hicieron contacto con las mías, sentí una mala sensación, como una mala vibra.

Me alejé de él para aproximarme al salón de Biología.

Pero retuvo mi brazo, impidiendo mi huida.

—¿Qué?—Ya estaba cabreada.

―Dime tu nombre.

Algo me hizo que me miró a los ojos y no pude evitar decirle mi nombre, me perdí en ese profundo mar azul de su mirada.

Linaje Real ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora