𝐊𝐈𝐒𝐒𝐄𝐒, 𝐃𝐈𝐀𝐌𝐎𝐍𝐃𝐒 𝐀𝐍𝐃 𝐏𝐀𝐒𝐒𝐈𝐎𝐍 • Elvis (2022)

𝐓𝐖𝐄𝐍𝐓𝐘-𝐒𝐈𝐗 -¡Feliz Navidad!-

24 de diciembre de 1979, Memphis, Tennessee. 

Eran las vísperas de navidad, toda Graceland estaba adornada y decorada de acuerdo a la fecha. Tessa comenzaba a preparar el pavo horneado con verduras para la cena, además de su famosa tarta de manzana. 

Un exquisito aroma divagaba por toda la casa, en señal de que la navidad ya estaba cerca. 

—¡Mamá!, ¡Mamá!— exclamó Liney mientras corría hacia la cocina con Diana detrás de ella. 

—¿Qué sucede, cariño?— preguntó la rubia mientras mezclaba la mantequilla con el azúcar en el recipiente. 

—¿Podemos salir afuera?, ¡Está nevando!— mencionó la pelinegra con emoción. 

Tessa observó el clima del exterior a través de la ventana que tenía a pocos metros de distancia. 

—Está bien, ¡Pero colóquense sus abrigos!, ¡O se enfermarán!— trató de decir en cuanto sus dos hijas corrieron hasta la escalera. 

—¡Nicky, Peter!, ¡Vamos, y traigan sus abrigos!— exclamó Diana desde la planta baja. 

—¡Con cuidado, niños!, ¡Y no pasen tanto tiempo afuera, hace frío!— ordenó su madre desde la cocina. 

—¡Sí, mamá!— respondieron todos al unísono para luego salir uno detrás del otro hacia el  pórtico de la casa. 

Minutos después, cuando ya estaba oscureciendo, Elvis llegó a la casa. 

—¿Qué preparas ahí?— preguntó el azabache con curiosidad mientras se acercaba a su esposa. 

—Tarta de manzana, para el postre— respondió con una ligera sonrisa. 

—¡Qué bien se ve!, recuerda de guardar una porción extra para mí— pidió haciendo una mueca divertida. 

Tessa soltó una ligera risa y se dio la vuelta, quedando frente a Elvis. 

—Mira lo que conseguí— presumió sacando unas llaves de una motocicleta de su bolsillo. 

La rubia hizo una mueca de sorpresa.

—¿De veras se lo compraste?— el azabache asintió. —¿Y para Liney?— preguntó.

El ojiazul sonrió y sacó otra llave de su otro bolsillo. 

—Oh Dios, ¿Cuánto gastaste en todo?— cuestionó. 

—El precio no importa cuando se trata de mi familia— respondió con una sonrisa. 

—Ahora guardalas, sabes que esos chicos tienen ojos en todos lados— comentó divertida. —¿Y podrías, por favor, decirles que vengan adentro?, está helado afuera, y ya anocheció. Deben entrar y comenzar a prepararse para la cena— 

—Como tu digas, muñeca— respondió Elvis para luego dirigirse hasta el pórtico de la casa. 

—¡Niños!, ¡Vengan adentro, por favor!— ordenó el azabache. 

—¡Pero, papá!, ¿No ves lo hermoso que está aquí afuera?— renegó Nicky. 

—¿Hermoso?, ¡Sí está helado!— respondió.

El rubio suspiró junto a sus hermanos, y luego comenzaron a susurrarse entre todos. 

—¡Oigan, oigan!, ¿Qué tanto están murmurando?— preguntó Elvis con sus manos apoyadas sobre sus caderas, sabía que cuando sus hijos secreteaban entre sí, estaban planeando algo. 

Diana y Peter voltearon en su dirección y soltaron ligeras risas.

—Escuchen, no es divertido, solo vengan y...— trató de decir, pero repentinamente, bolas de nieve aterrizaron sobre su pecho y hombros.