La directora Granville había informado previamente a los docentes que durante aquella semana llegarían miembros de la clínica Phoenix para dar charlas a los estudiantes de nuevo ingreso sobre el "segundo genero" y su asignación.
Hiro sabía que Katerin sería una de las especialistas que llegarían a la universidad, ella le había comentado al respecto con un par de días de anticipación.
Su mañana comenzó de lo más trivial, con un desayuno tranquilo y un par de mensajes de buenos días de Tía Cass. Cuando llegó a la universidad, pudo ver el auto de Katerin aparcado en el estacionamiento de la universidad, la buscó por los alrededores sin éxito alguno.
Caminando por los pasillos, se encontró con Miguel quien muy tranquilamente se dirigía al salón de clases.
—Buenos días, profesor —saludó alegremente el moreno con una sonrisa.
—Buenos días, Miguel —respondió devolviendo la sonrisa.
—Escuche que el día de hoy podremos ir temprano a casa, ¿es eso cierto?
—Así es, la directora Granville tendrá una reunión junto al resto de los docentes.
—Ya veo —sonrío—. Eso significa que tendré un poco de tiempo extra.
—Sí, pero no es bueno divagar y perder el tiempo, joven Rivera —dijo con una ligera sonrisa burlona.
—Oh, no se preocupe, profesor Hamada. Invertiré mi tiempo adecuadamente —le respondió con una sonrisa y un tono extremadamente formal siguiéndole el juego al nipón.
—Realmente espero que así sea. Ya que sería una lastima si usted termina recibiendo clases extras de mi parte, porque le aseguro que no sere piadoso con usted —dijo con una sonrisa confiada y con aires de superioridad mientras aceleraba el paso, dejando a Miguel un poco detrás de él.
—Ay, ya valí —respondió para sí mismo mentiras sujetaba con fuerza el pecho de su camiseta.
Honestamente, Miguel sintió que lo último que su joven —y guapo— profesor dijo había sonado como una amenaza —con un toque de coqueteo según sus oídos—, y ya estaba temiendo por su vida. No quería reprobar ni deber ninguna materia... ¡Le urgía pasarlas todas, aunque sea de panzazo! ¡Y para lograrlo, haría todo lo que estuviera a su alcance!
Teniendo la cabeza perdida en súplicas y rezos a la virgen de Guadalupe para que intercediera por él, no notó que estaba por recibir un ataque sorpresa.
—Avivate, Miguel.
A la par de esas palabras, un zape cayó sobre la parte tracera de su cabeza.
—¡Marco, no te pases! —se quejó Miguel mientras se sobaba la zona recién golpeada.
—Sí, ajá. Katerine quiere vernos, va a venir hoy y después de sus pláticas, nos quiere llevar a su departamento —dijo mientras comenzaba a caminar con dirección al salón de clases siendo seguido por Miguel.
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Detrás Del Gran Alfa
FanfictionLa especie humana sufre grandes bajas en su población, pero lo que se avecinaba nadie lo podía esperar. La humanidad evoluciona adaptándose a los nuevos tiempos. Pero los cambios no son aceptados completamente en todos lados. Los humanos han obtenid...