El martes, cuando llegó a su departamento, encontró a Leo durmiendo en su sofá, y sobre Leo dormía plácidamente Pan-Pan. No le vio sentido a despertarlo, y lo dejo dormir. En la mañana, camino a la universidad, recibió una llamada de sus padres. Era lo típico; su madre, Luisa, le preguntaba cómo estaba y si estaba comiendo bien. Miguel amaba las llamadas con su familia, y siempre les hacía saber que estaba bien. Cuando llego a la universidad se topó con algunos de sus compañeros, con quiénes se distrajo conversando, había llegado temprano así que estaba bien. Cuando llego al salón de clases, encontró a Hiro sentado en su escritorio.
-Buenos días, profesor Hamada -dijo Miguel sonriendo dulcemente para Hiro.
-Bueno... Buenos días, Miguel -tartamudeó el Hamada pues no sé esperaba que Miguel llegará más temprano de lo normal-. ¿Por qué tan temprano, Miguel?
-No lo sé -se encogió de hombros y se dirigió a su asiento-. Tal vez sea por mi compañera de departamento.
Esa noticia causó un tic nervioso en el ojo izquierdo del Hamada. No sabía que Miguel compartía departamento con alguna chica, y eso le molestaba.
-No sabía que tenías compañera -comentó con una sonrisa fingida mientras que, inconscientemente, aplicaba demasiada fuerza sobre el bolígrafo que tenía en una de sus manos.
-Sí, y es realmente adorable. Me despertó esta mañana rasguñando mis sábanas.
Hiro abrió los ojos por la sorpresa. No sabía a que se estaba refiriendo Miguel exactamente.
-¿Rasguñando tus sábanas? -cuestionó confundido el nipón.
-Estoy cuidando de una pequeña gatita, su dueña estará ocupada esta semana y me pidió el favor de cuidarla.
-Ya veo.
Por unos segundos Hiro se sintió molesto, pero de un momento a otro su estado de ánimo volvió a estabilizarse. El Hamada miraba como el Rivera tomaba el estuche de su guitarra para abrirla y sacar el instrumento, pero la guitarra que tomaba entre sus manos era de un color blanco. Con guitarra en mano, Miguel caminó hasta la parte delantera de la primera fila de asientos solo para quedar cara a cara con Hiro. El nipón no entendía lo que pretendía el Rivera hasta que una tranquila melodía salió de las cuerdas de la aquella guitarra.
-Deja que salga la Luna
Deja que se meta el Sol
Deja que caiga la noche
Pa' que empiece nuestro amorDeja que las estrellitas
Me llenen de inspiración
Para decirte cositas
Muy bonitas, corazónYo sé que no hay en el mundo
Amor como el que me das
Y sé que noche con noche
Va creciendo más y másY sé que noche con noche
Va creciendo más y másCuando estoy entre tus brazos
Siempre me pregunto yo
Cuánto me debía el destino
Que contigo me pagóPor eso es que ya mi vida
Toda te la entrego a ti
Tú que me diste en un beso
Lo que nunca te pedíYo sé que no hay en el mundo
Amor como que el me das
Y sé que noche con noche
Va creciendo más y másY sé que noche con noche
Va creciendo más y másDeja que salga la Luna
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Detrás Del Gran Alfa
FanfictionLa especie humana sufre grandes bajas en su población, pero lo que se avecinaba nadie lo podía esperar. La humanidad evoluciona adaptándose a los nuevos tiempos. Pero los cambios no son aceptados completamente en todos lados. Los humanos han obtenid...