El día anterior, Kubo les había contado sobre el mal estado en el que se encontraban algunas partes del santuario debido a que ahí se había dado lugar a una batalla entre algunos miembros de Big Hero Six y un villano de armadura robótica, batalla que ocurrió un par de días antes del inicio de clases en la universidad. También mencionó sobre el trabajo que ofrecía su abuelo, básicamente era trabajo de reconstrucción y limpieza. Miguel y Leo necesitaban dinero... más Leo que Miguel, así que se ofrecieron. Kubo habló con su abuelo y estuvo de acuerdo en darle el trabajo a ellos. Y para suerte de Miguel, las clases en el Tecnológico de San Fransokyo se cancelarían hasta el lunes debido al incidente del día pasado.
Y así es como Miguel terminó en el bosque Muirahara, en donde se encontraba el santuario. Llego temprano, eran aun a las ocho de la mañana. Leo no lo acompañaba; a diferencia de él, Leo si tenía clases. Miguel no quería perderse, porque a pesar de que Kubo le dio indicaciones muy precisas, Miguel puede ser un poco distraído. Y aunque fuera patético, le pidió a Kubo que lo guiara en persona.
-Lamento molestar -dijo Miguel con la cabeza baja.
-No tienes porque disculparte. La primera vez que llegué a aquí, casi me pierdo.
-Sí tu lo dices -respondió Miguel.
-Por cierto... ¿en dónde está Leo?
-Él aún está en la universidad... solo el Tecnológico de San Fransokyo suspendió sus clases.
-Oh, lo había olvidado.
Cuando llegaron al templo, Raiden, el abuelo de Kubo, los recibió. Se mostró amable ante Miguel y este hizo lo mismo.
-Es un placer conocer al fin a uno de los amigos de mi nieto, pero, Kubo... ¿no habías dicho que eran dos jóvenes?
-Él aún no llega porque esta en la universidad -contestó Kubo.
-Así es, pero dijo que vendría lo más pronto posible -corroboró Miguel.
-Entiendo. Ven, te mostraré cómo está el lugar.
Kubo no bromeaba al decir que el lugar estaba en mal estado. Las escaleras de madera del templo estaban destrozadas, una de las paredes había sido atravesada por el villano, el frente del santuario estaba hecho un desastre, habían piedras y escombros. Miguel iba a necesitar toda la ayuda posible de Leo.
Miguel comenzó por revisar el lugar y ver que se podía salvar y como arreglarían el lugar, aunque no era el único trabajando ahí. Las doncellas del santuario sacaban los escombros y limpiaban lo que podían. Miguel ayudaba despejando el frente del santuario.
Mientras él trabajaba, Leo estaba clases. Faltaban un par de horas para que terminaran las clases y Leo se encontraba un poco impaciente, pues Miguel no dejaba de chingar con que se apurara. Leo no era el único que tenía que ir al santuario, de hecho, Hiro y Fred también tenían que ir; debían disculparse por haber hecho destrozos en el santuario y también tenían que reparar lo que rompieron, aprovechando que era día de descanso para Hiro. Baymax los llevaba a ambos y con más cuidado que la vez pasada aterrizaron muy cerca del lugar.
-Bien. Aquí vamos -dijo Fred-. Nos disculpamos y arreglamos nuestro desorden... ¡pan comido!
-Sí. Y con la ayuda de Baymax será mucho más fácil -comentó Hiro-, ¿verdad, grandulón?
-Ayudar es un placer -agregó el malvavisco robótico.
Caminaron un poco y llegaron a la parte frontal. Unos árboles les impedía ser vistos, pero no evitaba que ellos vieran quienes estaban ahí. Solo fueron segundos en los que Hiro pudo ver al latino causante de sus sonrojos más recientes.
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Detrás Del Gran Alfa
ФанфикLa especie humana sufre grandes bajas en su población, pero lo que se avecinaba nadie lo podía esperar. La humanidad evoluciona adaptándose a los nuevos tiempos. Pero los cambios no son aceptados completamente en todos lados. Los humanos han obtenid...