Miguel tenía entendido que el domingo sería el último día en que tendría que cuidar a la pequeña Pan-Pan. Katerin pasaría a recoger a la felina más tarde en la noche.
El domingo solo tendría que asistir a su trabajo en el restaurante italiano, el cual empezaba a las 5 p.m. y terminaba a las 10 p.m., tendría toda la mañana para descansar.
El sábado por la tarde, cuando regresaba a casa, se encontró con Leonardo en la entrada del edificio y le había saludado, pero él poblano parecía ido, no respondió a su saludo. El pobre chico estaba totalmente distraído. Pero había algo que Miguel no notó, y eso era el sonrojo que tenía Leonardo en su rostro. La razón por la que el poblano se encontraba de aquella manera era nada más y nada menos que por andar pensando en cierto chico de rasgos asiáticos, por la mente del mexicano pasaba la idea de que Kubo era uno de los chicos más lindo que había visto en su vida y que incluso era más lindo que sus ex novias.
Miguel no podría saber eso, pero de todos modos no le tomó importancia y siguió su camino a su departamento. Cuando abrió la puerta, fue recibido cariñosamente por la pequeña gatita quien se tallaba contra sus pantalones.
-Hola, pequeña, ¿me extrañaste? -dijo Miguel dulcemente mientras se agachaba para acariciar a la felina-. Keta vendrá por ti mañana.
Se sacó los zapatos y preparó la ducha. Después de haberse bañado y cambiado, se dirigió a la cocina. Mientras cocinaba pensaba en su familia, a su mente le llegaba la ocasión en la que se había puesto a llorar por recordar a su familia. La verdad era que aquellas lágrimas eran una mezcla de las emociones que había estado guardando en lo más profundo de su ser. Un par de semanas antes de partir de Santa Cecilia, la chica de la que se había enamorado y con la que tenía una relación, le había hecho una mala pasada. Básicamente, todo se trataba sobre la infidelidad de la chica hacia Miguel. La herida seguía fresca y a Miguel le dolía demasiado, ya había hecho planes para un futuro juntos. Se sentía como un estúpido, después de todo lo que había hecho por aquella chica, su corazón no soportó tremendo dolor. Miguel estuvo a punto de cancelar su viaje a San Fransokyo de no ser por Katerin quien le estuvo apoyando desde lejos.
Pero tendría que dejar todos esos malos recuerdos en el ayer. Ahora estaba en San Fransokyo.
Miguel se preparó la cena y la de la pequeña Pan-Pan. Iba a invitar a cenar a Leonardo, pero no lo hizo vio en condiciones así que no lo hizo.La noche no fue muy tranquila para algunos, ni siquiera para Miguel.
Leonardo repetía en su cabeza una y otra vez la imagen de Kubo. Recordaba su sonrisa y sus mejillas ruborizadas, se estaba preguntando si realmente creía que él era lindo. El problema no era su "Heterosexualidad", él ya sospechaba que no todo estaba "bien" con esa cosa, el problema era que no apenas acababa de conocer a Kubo y que todo podría ser demasiado apresurado. Claro que él no tenía problema alguno con sentirse de aquella manera, el problema radicaba en el sentir del otro chico
Kubo estaba tan feliz por el día que tuvo, tanto que no podía dormir, además de que su corazón seguía emocionado por los eventos relacionados a sus acercamientos a Leo ocurridos ese día. El rostro bien parecido de Leonardo, su cuerpo bien formado y su exquisita y hermosa voz... ya estaba pensando demasiado en ese chico, era demasiado pronto para ello. Hace poco estaba tan centrado en Miguel y ahora solo pensaba en Leonardo. Se regañaba internamente por su comportamiento.
Hiro... bueno, pues... él no podía dormir porque la imagen de un Miguel sin camisa parecía habérsele grabado para siempre en la cabeza. Cada vez que cerraba sus ojos podía ver a Miguel frente a el luciendo tan "perfecto". Acostado sobre la cama y con las manos sujetando fuertemente las sábanas sobre su pecho, su corazón comenzó agitarse y sus mejillas ardían pues recordaba vívidamente la placentera sensación del tacto de Miguel sobre su piel, porque a pesar de que solo duró unos pocos segundos, pudo experimentar el calor que emanaba del cuerpo de Miguel. Su cabeza estaba dando vueltas repitiendo los sucesos de ese día. Hiro comenzaba a gustar todavía más de ese chico de piel canela y sonrisa encantadora. Y cuando al fin había quedado dormido, en sus sueños volvió a aparecer el Rivera.

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Detrás Del Gran Alfa
ФанфикLa especie humana sufre grandes bajas en su población, pero lo que se avecinaba nadie lo podía esperar. La humanidad evoluciona adaptándose a los nuevos tiempos. Pero los cambios no son aceptados completamente en todos lados. Los humanos han obtenid...