XI

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Aún era temprano, muy temprano. Eran las 4:55 a.m. cuando salió del departamento de Miguel sin hacer mucho ruido para evitar despertarlo, no sin antes dejarle una nota.

Llevaba a Pan-Pan dentro de su transportador, el cuál no era mucho del agrado de la felina quien prefería viajar en los cómodos brazos de su humana. Una verdadera lastima que su humana no pudiese entenderla.

El camino a casa fue muy tranquilo para ambas a decir verdad. Una vez en el lobby del edificio donde vivía, Katerin comenzó a sentirse nuevamente con sueño.

Estando a unos pasos cerca del ascensor este se abrió y de el salió uno de los residentes del edificio.

—Buenos días, Katerin.

—Buenos días, Kyle.

Ambos sonrieron leve y tranquilamente. Las sonrisas que se daban no era forzadas o por meras formalidades, eran reales, ambos se agradaban. Claro que la primera impresión que se tuvieron el uno del otro no había sido muy buena, pero con el pasar de los días las cosas cambiaron para bien.

—Volviste muy tarde, ¿o debería decir muy temprano? —bromeó.

—A decir verdad, después de pasar a recoger a mi gatita, me quedé dormida en casa del amigo que se hizo cargo de ella por unos días —explicó aun sin borrar la sonrisa de su rostro.

—Ya veo, ella debe estar feliz de volver a su hogar y tu de tenerla de vuelta.

—Así es. Por cierto, hoy estas saliendo muy temprano. ¿Algún imprevisto con el restaurante?

—Mmm... sí —respondió mientras se frotaba la nuca con su diestra—. Las cosas no van mal, pero hay un par de detalles que se deben solucionar, el inspector de salubridad vendrá hoy y debemos asegurarnos de que todo este en orden antes de que llegue.

—Entonces espero que todo salga mejor.

—Yo también —dijo tranquilamente—. Por cierto, alguien nuevo se acaba de mudar al edificio.

—¿Ah, si? ¿Quién es?

—Realmente no le vi la cara, pero esta un piso arriba de nosotros.

—Bueno, espero que no sea del tipo de vecino escandaloso, justo ahora solo quiero dormir.

—Se nota, tienes unas buenas ojeras bajo tus ojos.

—Lo sé... No dormí mucho durante la semana, me concentré mucho a una paciente Alfa.

—Deberías dejar de extender tus turnos. Es malo para tu salud si no duermes adecuadamente a tus horas, y deberías saberlo.

—Sí... lo sé. Voy a disminuir un poco mis horas de trabajo por un tiempo. Grácias por el consejo.

—Sí, lo que sea. Bien, entonces nos vemos luego, no debo llegar tarde.

—Sí, hasta luego.

A decir verdad, Katerin no sabría definir el tipo de relación que tenía con Kyle... No podía decir que ella y Kyle era amigos, aún no podían llamarse a así. Kyle pensaba que Katerin era muy agradable, aunque a veces se sorprendía de sus momentos de estupidez e insensatez. Y Katerin pensaba que Kyle era de hecho un buen chico, algo malhumorado a veces, pero no era la gran cosa.

Cuando Katerin llegó a su departamento, no pudo evitar sentirse aliviada al igual que su pequeña felina compañera.

—Bienvenida, mi pequeña.

Apenas había sido puesta sobre el piso de madera, la pequeña gatita comenzó a correr por toda la sala como si quisiera demostrar que extrañó su hogar.

Detrás Del Gran AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora