XIV

235 27 13
                                        

Un poco más de cariño

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Un poco más de cariño... Eso era algo que siempre había querido pero ahora era una historia diferente. Mirando a ambos chicos frente suyo, sentía que las cosas ya habían cambiado mucho.

Después de un rato de conversación, Katherine se ofreció a llevar a Kubo a casa, quien tras negarse la primera ver, aceptado.

—No sabía que conocían a la señorita Katerine —dijo el joven pelinegro.

—Bueno, nosotros tampoco sabíamos que ustedes se conocían —agregó Miguel.

—¿Y como fue que se conocieron? —cuestionó el nipón.

—Bueno... A Miguel lo conocí en una de mis vacaciones en Acapulco. Y a Marco lo conocí cuándo fuí de visita por primera a Santa Cecilia, el pueblo de dónde es originario Miguel —respondió la mayor.

—Eso fue hace ya un tiempo —agregó Marco—. ¿Y ustedes cómo se conocieron?

—La señorita Katerine suele visitar el santuario de mi familia. Así fue como nos conocimos.

—Es verdad, es solo que ahora no he tenido suficiente tiempo para visitar el santuario —mencionó la chica en voz serena.

—Ya debes pedir vacaciones, unas muy largas vacaciones —sugirió Miguel.

Después de un tiempo de conversar, habían llegado al fin a Muirahara. El chico se despidió del resto para dirigirse a casa.

—¡Oye! ¡Oye! ¡Oye, Keta! ¿Qué vamos a hacer ahora! —dijo Miguel sonriente.

—Pues vamos pa' mi departamento y ahí vamos a comer —soltó ella.

Los dos muchachos se emocionaron al oír eso. Llegando al edificio donde vivía la chica, Miguel se sorprendió por el lugar, se veía más costoso que el lugar en donde vivía él. Al llegar al departamento, los recibió una muy inquieta Pan-Pan.

Pasaron al comedor donde los tres se comenzaron a preparar la comida.

—¿Y cómo es Hiro como profesor, chicos? —preguntó mientras ponía tortillas en el comal.

—Es bien culero.

—Es buen profe.

Respondieron al unisono el para de morenos.
Katerine no pudo resistir la risa ante los dos comentarios tan distintos.

—¿Cómo por qué dices eso, Marco? -dijo Keta.

—Pues es que habla y tiene cara de que no la ha puesto en un buen tiempo —respondió sin mucha emoción mientras licuaba frijoles hervidos.

—¿Por qué todo tiene ver con sexo contigo? —regañó molesto el Rivera—. Keta, no te rías, eso solo lo alienta a continuar.

—Ay, perdón —dijo mientras trataba de normalizar su respiración—. Es que... ¡Marco no dijo nada malo! ¿Nosotros que vamos a saber si eso es falso o verdadero?

—¡Güey, ya! —reclamó.

—Pero es que... Está bien. Lo que Marco dijo puede ser exagerado —dijo ya más calmada, pero conservando una sonrisa—. Hiro lo que tiene es exceso de estrés, y en parte es culpa de él. Osea, el muy pendejo se la pasa trabajando de más solo porque es demasiado competitivo.

—¿Lo conoces? —cuestionó Miguel con curiosidad.

—Claro que lo conozco.

Los olores en la habitación ya era más similares a los que se encontrarían en cualquier casa de Santa Cecilia. La chica ahora se encontraba friendo trozos de cecina.

—Si no vas a contar el chisme completo, mejor no nada —soltó el otro muchacho.

—Marco tiene razón —apoyó Miguel mientras cortaba tomates y les quitaba las semillas—. ¿Cómo es qué lo conoces?

—Pues... —hizo una mueca de duda—. La persona que fundó la clínica en dónde trabajo también es CEO de una empresa rival de la empresa se Hiro. Y... Digamos que soy cercana a esa persona y por ello terminé encontrándome en algunas ocasiones con Hiro y terminamos entablando una amistad.

—¿Son solo amigos? —interrogó Marco con una sonrisa pícara y una ceja alzada.

Miguel miró de manera inmediata a la mayor con una mirada de preocupación, talvez era algo más que eso. Algo raro.

—Dejate de mamadas, Marquitos —habló molesta—. Yo no soy como tunas que, tiene "amiguitas" y "amiguitos". Hiro es solo un amigo, un colega. ¡Y de mirarme así, Miguel!

Fue el turno de Marco para reír.

Después de aquella conversación, Katerin los regaño y les exigió que se apresuraran a cocinar. La comida de ese día eran gorditas¹, uno de los platillos favoritos de la chica.

—¡Que rico! —exclamó el Rivera.

—Aunque déjame decirte que, esto no se compara con los platillos que prepara el vecino de al  lado —soltó la femina sin mucha importancia.

—¿Y te lo comes a él o a su comida nada más? —inquirió con seriedad segundos antes de llevarse un bocado más de comida a la boca.

—Marco —exclamó con voz más grave en raclamo—. Pero eso me gano por hablar de más. Yo nada más quería presumir que tengo de vecino a un sous-chef. Y ahora no dices nada, ¿Verdad, Miguel? Ah, pero hace rato. Ta' madre.

Miguel solo miro a sus otros dos acompañantes en la mesa. Lo que dijo Katerine causó algo. ¿Por qué no decía hada ahora? Lo que dijo Marco recientemente le había causado gracia, pero... Cuando se trató de Hiro, lo que sintió fue distinto. Le molestó que hablara de esa forma de su profesor, pero... ¿Por qué había reaccionado así? ¿Se debía a qué no se llevaba de esa forma con Hiro? Talvez se debía a qué no lo conocía tan íntimamente. O quizás a qué... Era un profesor.

Sin duda alguna, algo le estaba ocurriendo.

Sin duda alguna, algo le estaba ocurriendo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

11/01/2024

Ya se que parece irrelevante... Pero esos pequeños datos tiene algo de importancia.

Pronto habrá una nueva actualización... Ya se viene lo bueno:

1. Kyle y su puesto como sous-chef
2. Miguel haciendose amigo de los amigos de Hiro.
3. Leonardo siendo compañero de práctica de Kubo.
4. Trama de Katerin.
5. El chisme familiar de Marco.
6. El chisme romántico de la ex de Miguel.
7. El chisme romántico de Leonardo.
8. El chisme romántico de Marco.
9. La familia de Hiro.

TODO MUY PRONTO!!!!!

Hasta al rato, vatos (⁠。⁠•̀⁠ᴗ⁠-⁠)⁠✧

Detrás Del Gran AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora