XV

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Ya llevaba una hora revisando documentos esa niche

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Ya llevaba una hora revisando documentos esa niche. Era demasiado para él. Dar clases y equilibrar su vida como científico empresario éxitos le estaba pasando factura.

—Una disculpa por interrumpir, Hiro. Pero debo informarte de esto —entró Juddy a su oficina llevando con ella lo que parecía ser más trabajo para él—. ¿Recuerdas que hace unos días dejaste en mis manos a unos inversionistas?

—¿Eh...? ¿Sí...? —mintió dudoso de sus palabras.

—Bueno, ellos ya tomaron una decisión. Tienes una reunión con estos inversionistas en una semana en Berlín —respondió mientras revisaba la tablet en sus manos.

—¡¿Qué?! ¡¿En Berlín?!

Ahora sí había puesto toda su atención en su asistente. Aquello si que lo saco de órbita.

—Sí, en Berlín —respondió con una sonrisa de oreja a oreja—. Lo que significa que es momento de hacer las maletas.

—¡No! —exclamó en un casi chillido—. ¡No puedo ir Berlín! ¡No ahora! ¡Tengo mucho trabajo que hacer aquí! ¡Además, tengo clases que dar!

—Debo recordarte que estos inversionistas depositaran millones en el proyecto más reciente de la empresa. Y también que son personas con las que no es prudente jugar —dijo mientras se masajeaba el puente de la nariz—. Es tu trabajo y obligación.

—¡Pero tengo clases que dar!

Hiro ahora tenía las manos sobre el escritorio y lucía alterado.

—No tienes de que preocuparte. Llamé a la directora Grandville y le conté sobre la situación, ya ha elegido a alguien que te reemplace temporalmente.

Su sonrisa llena de confianza le hacía saber a Hiro que no tenía escapatoria. A regañadientes fue que aceptó... Aunque Judy esperaba mucha más resistencia de su parte por lo que no bajó la guardia.

—Dije que iría... Pero... Debido a mi situación, creo que es prudente preguntar a un experto —soltó el nipón, pasando de lado de su asistente—. Nos vemos después.

Y así fue como huyó.

Judy miró con una ceja alzada todo el apeleo que dejó abandonado en el escritorio. Sin mucha prisa, tomó su celular e hizo una llamada.

—Va para allá. Encárgate de él —esas fueron sus palabras mientras sonreía astutamente.

 Encárgate de él —esas fueron sus palabras mientras sonreía astutamente

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Detrás Del Gran AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora