❛𝐅𝐈𝐍𝐄𝐋𝐈𝐍𝐄❜ ᵃⁿ ᵃᵉᵐᵒⁿᵈ ᵗᵃʳᵍᵃʳʸᵉⁿ ᶠᵃⁿᶠⁱᶜ✓

005

capítulo 5

ALICENT SOSTENÍA UNA BANDEJA CON UNA TAZA de té y dos bocadillos, había dejado dos iguales para Helaena y Aegon, solo quedaba el último para Aemond. Caminó hacia la habitación sola y tocó la puerta, luego agarró el picaporte pero se dió cuenta que estaba cerrada de adentro. Le pareció muy extraño, él nunca había cerrado la habitación antes incluso en sus momentos más intensos de adolescente. Tocó repetidas veces la puerta y lo llamó por su nombre pero aún así no abría.

Siguió tocando con un poco de preocupación en el pecho mientras sostenía la bandeja en la otra mano.

—Aemond, tu madre —dijo Valyria recién despierta con los gritos de Alicent—. Abrele.

—Se irá sola —respondió con voz ronca.

—Abre la maldita puerta.

Ella le lanzó un almohadón que cayó justo en su rostro, pero no pudo ver su reacción porque sus ojos se cerraban del sueño. Aemond abrazó el almohadón y siguió durmiendo a pesar de que la reina tocaba cada vez más fuerte y sonaba más alborotada.
Valyria no estaba contenta con eso, a ella si le molestaba y no tenía paciencia, no le gustaba despertarse con los gritos de otra persona casi en sus oídos.

Se levantó maldiciendo al rubio cenizo y caminó enojada a la puerta, sacó el único cerrojo que la mantenía cerrada y la abrió. Estaba demasiado dormida para darse cuenta que la situación no era muy cómoda ni la expresión de Alicent al ver a Valyria Targaryen, hija de Daemon, en la habitación de su hijo, media dormida y en pijama. Volvió caminando y pasó al lado del sillón donde Aemond estaba durmiendo, le arrebató el almohadón y lo golpeó con el.

—No era tan difícil, maldito imbécil.

Él no respondió, solo estiró la mano mientras ella pasaba a su lado y agarró una de sus piernas haciéndola caer al suelo. Lo maldijo en alto valyrio pero aún no tenía demasiadas fuerzas para dar pelea, así que solamente volvió a la cama y se acostó en ella como si nada hubiera pasado.

Alicent miraba horrorizada la escena, no entendía bien que sucedía, de repente su hijo estaba con la muchacha que le había pedido vigilar en una misma habitación, habían estado durmiendo pero no juntos, o tal vez se habían movido de lugar cuando ella comenzó a tocar. Dejó la bandeja en una mesa redonda de madera y se acercó a su hijo, se sentó en el sillón, puso una mano en la frente de su hijo pero este la corrió. Acomodó el parche, se levantó como pudo e indicó a su madre de hablar afuera, pero antes de irse abrió las cortinas para que la luz entrara y molestara a Valyria.

Una vez fuera lo miró a los ojos y tomó por los hombros.

—¿Que carajos has hecho? Esto e-es algo que esperaría de Aegon pero no de tí, si Daemon lo sabe te asesinará, nos asesinará.

—¿De que estás hablando? —dijo bostezando.

—De tu, y ella, de ambos, de- de tu incompetencia e irresponsabilidad. Mierda Aemond debo pedir que preparen el té ahora y nadie debe saberlo. ¡Mierda Aemond!

—¡Puta madre Aemond! ¡Cierra la maldita cortina! —la voz de Valyria se escuchó detrás de la puerta y él rió.

—No se de qué estás hablando —él finalmente se despertó y observó a su madre—. ¿Por qué estás tan nerviosa? ¿Aegon hizo algo anoche?

Alicent pestañó dos veces esperando que lo que haya dicho su hijo sea un chiste, no la había estado escuchando en ningún momento y mientras ella estaba teniendo un ataque de nervios, él se veía tan sereno como un amanecer.

—¡Te acostaste con ella, Aemond! —le gritó—. Si alguien llega a saberlo, si Daemon llega a saber que despojaste a esa muchacha de su honor... es capaz de comenzar una guerra.