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capítulo 20

NO ERA UN VUELO LARGO, no quedaba tan lejos, pero la lluvia aún la retrasaba. Pudo ver el castillo de Baratheon, Kirresy rugió los sentimientos de su ginete al ver el castillo. Sobrevolaron los campos de ganado y los quemaron todos, esperando que aquello llamara la atención de sus soldados. Fue así, estos salieron del castillo y de dos cuarteles que lo rodeaban unos kilómetros alrededor. Los quemó a todos, para que el jefe de la casa se arrepintiera de la decisión que había tomado.

Como consecuencia de romper un juramento, ella estaba siendo la verdugo de los dioses.

Valyria visualizó que en uno de los balcones había una joven rubia observándola, guió a Kirresy hacía allí y saltó de ella para caer dentro de la habitación. La joven gimió de miedo pero Valyria cubrió su boca, las lágrimas corrían por sus mejillas y mojaban su mano, sentía el temblor de la muchacha en cada rugido de Kirresy que seguía calcinando soldados que salían del castillo o se asomaban de él distrayendolos mientras Valyria estaba dentro.

—No te haré daño —dijo suavemente viendo como el pánico de la muchacha que compartía edad estaba por darle un desmayo—. ¿Cuál de tus hermanas iba a ser desposada por Aemond Targaryen?

Pronto escuchó el cerrojo de la puerta, la tomó poniendo su daga blanca en su garganta y esperó mirando la puerta a varios guardias que venían a ponerla en un lugar a salvo.

—Nagini, ven —dijo la voz temblorosa de Baratheon—. Debemos salir de aquí de inmediato.

Tenía a sus otras dos hijas en cada mano, la menor de ellas lo sostenía de su camisa, e iba solo, sin guardias ni armas. Una de ellas extendió su lámpara y ahogó un grito cuando vio a la jóven Targaryen en la habitación sosteniendo a la mayor de ellas.

—P-padre —decía entre sollozos—. Ayudame...

—Entren, y cierren la puerta —ordenó Valyria, Borros Baratheon hizo automáticamente lo que le decía y subía sus manos en modo de rendición—. Execelente, así podremos hablar.

—Si me quieres a mi, pues bien, has lo que desees, pero deja a mis niñas fuera de esto.

Sus otras tres hijas se abrazaban temblorosas mientras él avanzaba hacia ella sin apartar la vista de la daga en el cuello de la rubia. Su paternidad no la conmovió ni un poco, de todas maneras, era un traidor.

—Por supuesto —retiró el filo de la muchacha pero aún la tenía agarrada, se acercó a su oído y le susurró para que nadie más oyera—. Si me la señalas, tú, tu padre y tus hermanas no sufrirán daños. Tienes mi palabra.

La soltó y esta salió corriendo para abrazar a su padre e ir con sus hermanas. Borros pareció recuperar la respiración de nuevo, pero sabía que  no estaba a salvó completamente, aún era ella la única que tenía armas y los rumores sobre que Valyria era una gran guerrera ya habían llegado a sus oídos. Ella caminó hasta la puerta y se apoyó en ella, tocó el mango de su espada y lo miró fijamente.

—Creo que enviaron a la persona equivocada a enviarte el mensaje. Cuando decimos que debes "recordar los juramentos" no nos referimos a qué debes hacer memoria en el momento que tú padre juro a Rhaenyra, sino que debes recordar cuáles son las consecuencias de romperlas.

—Aemond vino con su dragón, uno mucho más grande que el suyo ¿Que esperabas que hiciera? ¿Le dijera que no y se iría? Hubiera tirado mi castillo y quemado todas mis tierras. No tenía otra opción.

—Y aún así tus mejores soldados están siendo quemados vivos en este momento. Decirle que lo ibas a pensar y enviarías una respuesta, cómo han hecho la mayoría, parecía una opción también. Admite que al tener cuatro hijas estabas desesperado por una oferta así ¿Cuál de ellas es la afortunada? —la rubia la miró con terror y señaló a una con cabello negro, las otras la miraron también y supo que decía la verdad—. Ya veo.

 ❛𝐅𝐈𝐍𝐄𝐋𝐈𝐍𝐄❜ ᵃⁿ ᵃᵉᵐᵒⁿᵈ ᵗᵃʳᵍᵃʳʸᵉⁿ ᶠᵃⁿᶠⁱᶜ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora