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capítulo 18

—¡Traigan a Valyria! Quiero que la muchachita se arrodille ante mi y me lama los zapatos —anunció Aegon y algunos caballeros ya estaban moviéndose para buscarla.

—No harán tal cosa —ordenó Aemond, su hermano mayor suspiró y negó con la cabeza para que los caballeros siguieran la orden de Aemond—. Ella no se arrodillara, solamente perderás el tiempo. 

—Ahora salgan —dijo de mal gusto poniendo su mano en su rostro mientras se apoyaba en el trono de hierro—. Carajo, esa mujerzuela realmente te tiene mal. Es hasta patético.

—Aegon, no la llames así. Fue un error decirtelo.

—¿Un error? No le he dicho a nadie. Podría burlarme en la cara de Daemon que su hija se ha casado a escondidas. El error fue tuyo al enamorarte del enemigo.

El menor suspiró y se acarició la cien.

—No son enemigo, y no podemos comenzar una guerra para que lo sean.

—Yo creo que a este punto una guerra es inevitable, perdonaré la vida de tu mujer si se arrodilla y me jura lealtad.

—Aegon.

—¡Está bien! —gritó levantando ambas manos en forma de rendición—. Tu amada y su familia no sufrirá consecuencias, y no deben hacer nada a cambio. ¿Quieres que lo escriba también?

—Me gustaría que lo hicieras, por lo menos dejar escrito que ella, sus hermanas y sus dos hermanos pequeños quedarán fuera de esto.

El rey gruñó, no le gustaba la idea pues no le agradaba Valyria, habían tenido sus cruces, pero si su hermano lo pedía era lo mínimo que podía hacer por él. Los hermanos se habían vuelto muy unidos luego de que Aemond reclamara a Vhagar, no por el hecho de tener un dragón sino que ya tenían edad de ser más amigos que hermanos. Él daría la vida por Daeron y Aemond, sus hermanos menores, y ahora que era rey podía darles todo lo que quisieran aunque a Aegon no le gustara tanto o no estuviera de acuerdo.

Ordenó que le trajeran papel y una pluma, firmó sobre él con su puño y letra con testigos a su alrededor, Aemond de su lado, lo que le había pedido para entregárselo a uno de los maestres y que lo guarde en caso de ser necesitado.

—Iré a verla —le dijo a su hermano—, se estará volviendo loca ahí encerrada.

—Cuida tus huevos —le gritó Aegon mientras lo veía marchar.

Estaba nervioso, no la había visto en todo el día y habían pasado demasiadas cosas, definitivamente se iba a enojar con él. Tanto por haber coronado a Aegon como Rey cómo por no haberse cruzado a ver cómo estaba. Su cabeza estaba llena de cosas sin resolver que se enredaban mientras más pensaba en ellas, solamente quería ver a Valyria y que lo ayudase a que su mente sienta un poco de paz aunque le gritase por un rato. Se desvió sin querer del camino, con tantos los pasillos era difícil de concentrarse y termino casi chocando con su madre.

—Aemond —la voz de su madre lo puso de vuelta en la tierra, levantó la mirada y la vio con los brazos entrelazados a Valyria y otros seis caballeros detrás—. ¿Puedes llevar a Valyria a su habitación?

Él asintió sin decir una palabra, sentía la mirada de Valyria perforandolo, sabía que lo regañaria tarde o temprano. Estiró su brazo y ella se lo tomó para caminar juntos.

—No necesito guardias —dijo él. Su madre rió y se fue caminando al lado contrario—. Ya puedes gritarme.

No lo haré.

Hazlo.

Dije que no. No quiero que lo primero que hagamos en nuestro primer día de casados sea pelear. Solo dime qué sucedió.

 ❛𝐅𝐈𝐍𝐄𝐋𝐈𝐍𝐄❜ ᵃⁿ ᵃᵉᵐᵒⁿᵈ ᵗᵃʳᵍᵃʳʸᵉⁿ ᶠᵃⁿᶠⁱᶜ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora