Cap. 3

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Narrador Onmiciente:

Aquellos inocentes niños ya habían crecido, su amor el uno por el otro también lo había hecho, Maelenys suspiraba mientras trataba de pasar la página de su libro con una sola mano, ya estaba comenzando a oscurecer y Aemond la llevaba de la mano a la fosa de dragones, se había vuelto rutina ya.

La albina estaba acostumbrada, así que solía llevar algo para entretenerse mientras su tío trataba de ver si algún dragón lo aceptaba, cosa que hasta la fecha no había ocurrido, la necesidad del chico por poseer una de esas criaturas parecía no detenerse, no era algo que le molestara pero siempre trataba de dejar el tema.

_No prefieres solo ir a montar a Davial Aem?, estoy segura de que nos extraña_ afirmó a lo que el Targeryan acepto, la dragona ya era bastante grande para la edad que tenía, ambos la podían montar sin problema ya desde hacía algunos años, cosa que les encantaba, eran esos pequeños momentos que solo ellos compartían, tiempo a solas, privilegio que poco a poco se les iba agotando.

Tenían 10 años, sus deberes reales les habían comenzado a ser impuestos ya hacía 4 cumpleaños, mientras Aemond asistia a entrenamientos para saber manejar la espada a Maelenys le enseñaban cosas más apropiadas de una princesa, coser y tejer, clases privadas de arte, con la septa, e incluso algunas con los maestres, lo último y lo que los miembros de la corte les enseñaban aún lo hacían juntos, los murmullos se daban en los pasillos, Aemond tendría un lugar asegurado en la corte si es que lo comprometían con la siguiente heredera, tenia que estar listo para reinar a su lado, cuando llegara su momento.

_Quiero ser recordada como Visenya_ dijo la niña de la nada haciendo que el otro parara su camino y la mirara intrigado_ ella es recordada como una guerrera fuerte y capaz, con una dragona impresionante, alguien que merecía el trono y su posición, no quiero ser otra en nuestra familia, quiero que me recuerden durante el resto de la historia_ explicó mientras veia su libro y le mostraba las páginas.

_Serás recordada, me encargaré de eso, te lo juro_ le prometió sin dudar, Aem no entendía como ella podía dudar el ser recordada, ella era especial, diferente a cualquier otra persona que hubiera vivido nunca, que no lo viera estaba ciego e incluso alguien sin vista sabía que la princesa le haría un gran bien al reino, en cuanto le dieran oportunidad, el sería el olvidado, o tal vez al que tendrían en los libros por razones no muy buenas.

Mientras seguían su camino para distraer a la niña de sus pensamientos el príncipe le pidió que le contará más sobre Visenya y su dragona, guardaba cada una de sus palabras con atención, no sabía si era porque amaba el sonido de su voz, siempre le había parecido relajante, o si era porque la historia le había comenzado a interesar, más por la sorpresa de que la gran dragona de guerra seguía viva, teniendo de jinete a Laena Velaryon.

_Vhagar es enorme y majestuosa, la vi cuando fui con el tío Daemon, es casi como tener 20 de Davial, no eres el único sin dragón, Rhaena nuestra prima tampoco tiene uno_ Aemond no mencionó nada sobre lo último, simplemente siguieron caminando, pero sonrio al seguir escuchándo todo lo que su rosa dragon habia vivido en su visita a sus tíos y primas, hacia no más de unos meses ella había ido a visitarlos, había sido casi un mes, un tortuoso mes que ella no estuvo en ningún momento a su lado, pero al menos lo había pasado bien.

Daemon la quería, el rumor de que la sangre del príncipe cruel estaba en las venas de la princesa gentil era algo a voces, todos lo sabían pero nadie lo decía, era lo mismo que con Luke, Jace y Strong, tenían una buena relación, el hermano del rey quería a su hija y apreciaba el poco tiempo que podía pasar con ella, la ayudaba a entrar para que supiera defenderse y le enseñaba un lado del mundo más cruel del que el resto estaba dispuesto a enseñarle.

Los dragones usualmente reflejan las emociones de sus jinetes, Davial había demostrado tenerle cariño a Ameond sin embargo si Maelenys no estaba con el, no dejaba que la montara, el príncipe realmente no quería mostrar su incomodidad con todo ese tema, solia poder hablar con su sobrina de lo que fuera y ella lo entendería, pero sabía que el tema del dragón era algo a lo que ella siempre respondería igual.

Siempre que montaban el estaba con una mueca que la princesa no era capaz de ver, ella siempre lo dejaba subirse en el primer asiento de la montura, el nunca a querido reclamar sobre eso, su linda rosa no lo hacía con intensiones de burlarse, ella nunca querría lastimarlo, a pesar de esa espina en su corazón de que la Velaryon trataba de hacerlo creer que Davial también era su dragona, el al final sí disfrutaba el viaje.

Sentía el viento, las manos de su amada enredadas en su cintura aferrándose a su pecho, a veces ella seguía contando sus historias, otras veces cuando se atrevían a explorar más haya de lo que realmente tenían permitido ella solo se la pasaba callada observando el paisaje con un brillo en sus ojos y suspirando asombrada, esos probablemente eran los mejores días de Aemond, solían hacerlo cuando ambos estaban muy estresados.

En los ojos de Mae se reflejaban todas las estrellas o bueno eso creia Aem, cada que volteaba la miraba observando embobada el cielo con una sonrisa en el rostros, esperaba que algún día a el lo mirara de la misma manera, el príncipe no era consciente de que la niña de sus ojos ya lo apreciaba de esa manera, comenzó a sentir un peso extra en su espalda así que supo que la Velaryon habia caído dormida.

_Issa ēdrugon Davial, gūrogon īlva lenton_ le dijo el niño en alto valirio la dragón cuando noto que ella bajo la velocidad, (ella esta dormida, déjame llevarla a dormir), la criatura recibía órdenes del peliblanco cuando Maelenys no podía, pero el Targeryan sabía que sin ella a su lado, la dragona no obedecia, no lo diría en voz alta pero había tratado de montarla sin éxito alguno.

No era sorpresa para nadie que trabajará en el castillo el ver como el príncipe hielo llegaba con la princesa fuego completamente dormida y comoda entre sus brazos, el la llevó a sus aposentos y se quedó con ella toda la noche, estaba tan en paz con ella a su lado que fue inconsciente de cuando realmente ella se fue de la cama.

No faltaba mucho para que el cuarto hijo de Rhaenyra naciera, para sus demás hijos era tradición el ser acompañados por Sir Harwin a ir por el huevo que Syrax había puesto, desde la primogénita, el dragón de la heredera al trono solo había puesto un huevo a la vez cuando su jinete igual estaba con hijo, así que fue una sorpresa el ver que aparte del huevo esperado, en donde la dragona de la princesa dormía había otro siendo protegido por la dragona de la mayor de los tres niños.

Aemond era totalmente inconsciente de que parte de su futuro se estaba debatiendo en la sala del trono, Cristian Cole igualmente había visto el huevo, le informo a la reina y ahora todos discutían acerca de si ese huevo era derecho del segundo príncipe o no, aunque ahora Viserys exigía el saber como es que nadie había notado el huevo antes.

_El nido de Syrax está para ella y un huevo, cuando de sorpresa tuvo dos, creo que se lo dio a Davial para que ella lo cuidara, por eso nadie lo había visto, no creo que haya pasado más veces abuelo_ explicó la pequeña peliblanca con una sonrisa, sabía que otro huevo significaba que por fin su Aem sería feliz, el adulto asintió y miró a su hija mayor preguntando silenciosamente si estaba dispuesta a dar el huevo.

_Aun no se si tendré más de un bebe_ afirmó haciendo que la reina hiciera una mueca molesta, todos sabian que una discusión estaba a punto de empezar pero el rey habló antes de que las otras dos mujeres pudieran.

_Dulce nieta, no crees que Aemond sería muy feliz con un dragon?, podemos hacer un trato, algo que hace feliz al principe por algo que haga feliz a la princesa_ habló mirando a la niña que comenzó a pensar en que podría querer, en realidad solo tenía dos cosas en mente que quería y aún no poseía, su abuelo pareció adivinarlo, ella tenía joyas, vestidos, sirvientas, familia, un dragon y algún día el trono, solo le faltaba que quien más quería fuera feliz y casarse con esa persona.

_Los dragones siempre han sido un símbolo de unidad para nuestra familia, hagamos un trato de unión, un dragon para Aemond y la mano de el para Maelenys_ explicó mientras sonreía, las dos mujeres lo vieron escandalizadas,  pero la sonrisa en la niña los hizo a todos quedarse sin argumentos para discutir, ella estaba feliz con el trato, con casarse con su tío y probablemente el estaría feliz de casarse con su sobrina, un buen final para una historia repetida.

_Si ambos aceptan no encuentro razón para objetar_ pronunció Laenor sabiendo que aunque Rhaenyra lo pensaba no lo diría, la hija de ambos agradecia el que los comprometieran, aunque ella estaba segura que aquel siempre había sido el plan de ambos, aunque más bien había sido el destino, pero no siempre es piadoso, así como da, quita, debe existir un equilibrio, para obtener algo, hay que perder algo.

Rosa de espinas (Aemond Targaryen X Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora