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Mientras más caminaba, más se sentía fresca. El viento movía su cabello largo y negro.
Ella disfrutaba de su entorno con un Can demasiado contento, que chillaba mientras olfateaba todo en el suelo.

-Oisin, quieto -le ordenó Katie a su perro que miraba un gato desde lejos- Quieto...

Oisin movió sus orejas, mientras un gato blanco cruzaba la calle, hacia el otro lado. Él se sentó, y se removió inquieto, volteo a ver a su dueña y esta lo vió con una cara seria. Él solo gimió mientras se levantaba otra vez.

-¡Eso! muy bien -la ojiverde felicitó, acariciándolo con alegría- Tan obediente como siempre, eres precioso.

Oisin solo la miraba atento ante su cumplido, ladró y lamió la mano de su dueña. Cuando a los segundos movió su cabeza buscando unos ruidos de pisadas.

-¿Eres Katie Mcgrath? -una mujer que aperentaba unos 32 años, le preguntó algo entusiasmada-

-Si -Katie le sonrió y miró al perro que sacaba su lengua viendo a la mujer algo curioso- Este es Oisin.

-Hola Oisin -la mujer se acercó con cautela y extendió su mano. Esperó, y cuando Oisin olfateó y lamió como aprobación, ella se dedicó a acariciarlo- Tan lindo miró a Katie y esta asintió sin quitar la sonrisa- ¿Puedo tener una foto?

-Katie se rió levemente y asintió- Por supuesto.

Después de que la mujer se tomara una foto abrazando a la actriz, se fue contenta. Y Katie siguió su camino.

-¿Te agradó, eh? -le preguntó a Oisin y este hizo un ruido con su garganta mientras seguian caminando- Eso pensé.

Oisin empezó a ver las aves y se volvió a excitar, tirando de su correa.

-Ay no -Katie murmuró comenzando a trotar- Más despacio amigo.

Oisin al perder de vista a un ave azulada, se relajó, sacando su lengua.

-¿Tienes sed? Vamos a tomar algo -la pelinegra buscó con la mirada algún negocio, hasta que su mirada se detuvo en una tienda frente a una bomba de servicio- Vamos.

Katie caminó hasta donde los autos estaban estacionados y las personas bajaban para surtirlos de combustible. Sonrió al ver a una familia cantar dentro de un auto, mientras un hombre, quien supuso era el padre, bajaba a llenar el tanque del vehículo.

Suspiró y acarició su cabello. Mientras entraba a la tienda e iba a el pasillo de los refrigeradores.

Tomó dos botellas de agua del sitio, y se devolvió a pagar a la caja.
Oisin se pegó en todo el camino a su dueña, mientras olfateaba un asqueroso olor que lo hacía sacudir su nariz.

Katie se extrañó de su comportamiento, nunca había sido tan protector.

Cuando llegó a la caja, el encargado la miró; en la barra había un hombre que aparentaba 47 o 49 años, este se encontraba bebiendo una lata de cerveza. Katie se removió en el sitio un poco incómoda, ante la mirada de ambos hombres.

Ella entregó lo que iba a llevarse y el encargado la atendió con amabilidad.

-Son exactamente 2,52 euros -dijo el joven-

Katie entregó rápido el dinero y se giró dispuesta a irse.

-¿A dónde vas preciosa? -el hombre canoso la miró con una sonrisa, mientras desechaba su última lata en la basura-

-No es de su incumbencia -Katie se movió con rapidez para salir-

Cuando salió de la tienda, suspiró de alivio. Se indignó totalmente con el joven de la caja.
¿Cómo dejaba a un hombre ebrio en la tienda? Eso no era un bar.
Acomodó su cabello con la mano para calmarse y siguió su camino. Sin mirar atrás.

Tú y Yo (Katie Mcgrath y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora