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El último día del año había llegado, y solo faltaban pocas horas para el inicio de un nuevo calendario.

Katie se encontraba nerviosa, caminando de un lado a otro encerrada en el baño, mirando una y otra vez la cajita con el anillo de su propuesta dentro.

Ella no entendía sus nervios, ni mucho menos su ansiedad. Era sencillo, solo tres palabras y una mirada, eso era todo. No era nada de otro mundo, después de todo había tenido mucha más presión en la gran pantalla.

-Solo tres palabras Katie, solo tres -la pelinegra balbuceaba, secando su cabello, mientras al mismo tiempo observaba por decima vez el anillo, sobre una superficie de madera-

El anillo no fue tan caro, pero si difícil de conseguir. Cuando Katie pidió ayuda por video llamada a una Melissa entusiasmada, creyó morir de vergüenza en la tienda de anillos:

-¡Ese escoge ese! -Melissa afirmó con mucho ánimo a través del teléfono-

-Melissa es el tercero que vemos... -Katie murmuró observando la pieza: era algo gruesa y exagerada para la ojiverde, pero tenía un diamante que le encantó. La pelinegra hizo una mueca, no convencida- No... veamos otro.

-¡Katie! Es la cuarta tienda a la que entras -Melissa la miró frustrada, su teñida amiga era un desastre con las decisiones-

-No lo veo en su mano, debe ser increíble, que le quite el aliento y me diga que si -Katie gruñó, meneando su cabeza de un lado a otro. Melissa la miró impactada, a través de la cámara‐ ...¿Qué?

-Ay Dios, estas perdida -la ojiazul se burló, haciendo a la pelinegra suspirar con el corazón acelerado- Solo cálmate, puedes encontrar algo con lo que conectes.

-¿Se puede conectar con un anillo? -la Irlandesa miró a la otra mujer incrédula-

-No conectas con el anillo en sí -el encargado de la tienda intervino suavemente, y ambas mujeres lo vieron curiosas- Conectas con lo que te hace sentir al verlo en la otra persona.

-Katie miró al hombre con cautela- No tenía idea...

-Esta indecisa -comentó el hombre, quien medía unos 1,64 y era moreno- Puede ver el otro lado de la tienda, es un espacio seleccionado de anillos especiales.

-¿Anillos especiales? -Melissa preguntó dudosa-

-Si, son anillos que mandaron a hacer hace muchos años -comenzó a relatar el hombre, siendo seguido por la Irlandesa con su teléfono en mano- Por una extraña razón nunca los vinieron a retirar, se creía que las personas se habían retractado, pero fue rechazada esa idea al final.

-¿Por qué?... -la ojiverde preguntó curiosa-

-Porque cuando fueron pedidos, fue con ilusión y cariño -Katie arrugo el ceño- Luego de esos altercados, al menos cuatro de ellos -el hombre rió, abriendo una cajita tomada de una vitrina- Se estableció que para hacer pedidos personales, debían cancelarse el setenta porciento del producto para fabricarlo o diseñarlo.

Cuando el encargado abrió la misteriosa caja de madera, Katie jadeó viendo los anillos. Eran cuatro anillos delicados y sencillos: uno tenía un rubí, otro un diamante, otro un zafiro y el último una esmeralda.

Melissa quedó boquiabierta, observando la caja, y el hombre rió de sus expresiones. Luego, el mismo sujeto, le hizo señas de que podían tomar alguno, si les gustaba.

-¿Katie te gusta alguno? -Melissa secudió su cabeza para concentrarse, en formular su pregunta. Esos anillos eran preciosos- ¿Katie? -No obtuvo respuesta, nuevamente- Te estoy hablando Mcgrath.

Katie estaba casi estática, escuchando como unos murmuros en la lejanía, sin saber que ignoraba a Melissa. Como hechizada extendió su mano, tomando un anillo; el cual tenía el rubí. Suspiró, imaginándolo en la mano de ______.

Tú y Yo (Katie Mcgrath y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora