''Rosie estuvo aquí''

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Narra Jules:

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Narra Jules:

¿Qué era todo eso que habían vivido?, esa pregunta hacía eco en mi cabeza. 

¿Quería saberlo? No lo sabía. Y es que ellos dentro de todo, y aunque asumirlo era triste, eran una pareja estable desde hace tres años, por mucho que Eddie quisiera restar años. Sé como son los hombres, ellos siempre omiten partes que las mujeres recordamos a la perfección.

Eddie era un hombre, no el mejor de todos, pero era uno. Y sí omitía detalles, de eso estaba segura. Así como omitiría le hecho de que nosotros nos habíamos acostado. Estando con Rosie en mi sala de estar, ruego para irme a la cama, ruego por estar en posición fetal abrazada a mis ilusiones, porque Eddie más que una realidad, era una ilusión.

— No debes desesperar— Era tan complicado dar un consejo a quien no quieres entregarle los trucos. Podía idear cualquier plan para tener el corazón de un metalero como él, no era complicado, caen fácil, aunque probablemente Eddie sí había tardado un poco más. Tenía la respuesta de las ecuaciones, podía escribir un libro y titularlo: ¿Cómo enamorar a Eddie Munson? escrita por Jules Henderson.

Miré hacia el rincon, Milo me miraba, me juzgaba así como siempre lo hacía.

Estás en problemas, rubia tonta— me dijo con la mirada— Eso te pasa por cogerte a ese metalero bueno para nada, ¿Crees que soy tonto? Cerraron la puerta de tu cuarto cuando llegó, y no salieron hasta la mañana siguiente.

Sé cosas, Jules— Milo movía su cola. Si él pudiera hablar, Rosie probablemente me mata, me da mil cortes en el cuerpo, con el mismo cuchillo que uso para cortar la carne de mis almuerzos.

— ¿Cómo es eso?— me preguntó con sus ojos llorosos— Desde hace ya unas semanas que las cosas no están bien. Me ha negado el que estuviera con otra, pero yo lo sé. puedo sentirlo. ¿Tú sabes cuando ya te han dejado de amar?— me preguntó, y mi corazón se estrujó. Vaya qué sabía sobre el no ser correspondida, si tan sólo supiera que su novio era el responsable de todas mis penas de amor, Rosie se desmayaría— Él me dice que ama, que soy la única en su vida. Quise pedirle un tiempo, porque esta situación me hace mal—tragué saliva. Creí que él estaba pidiendo el tiempo entre ambos— Pero no quiere alejarse de mí. Sé que no quiere perder parte de la torta, quiere todos los trozos.

Eso estaba doliendo un poco.

¿Y si Eddie seguía funcionando con ella? ¿Merecía ser la segunda opción de alguien?

Pero Eddie parecía amarme, me miraba incluso más intensamente que en esos años donde nos dedicábamos las miradas, las caricias, los besos. Aunque yo siempre fui fantasiosa, quizá ahora menos que antes, pero lo era, y Eddie volvía a decirme hola, y yo podía contestarle: Sí, acepto.

Amarlo era como una condena, jamás pensé que un metalero podría causar tanto dolor en el corazón de una chica que nunca tuvo en sus planes enamorarse de uno de ellos.

Mastermind (Eddie Munson) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora