Say Goodbye Dear Stray Cat

No puedo abrazarte

Muchas gracias por su apoyo, espero que esto les guste.

Declaimer:

Naruto NO es mío, es de Masashi Kishimoto.

.

Episodio

V

.

"No tengo el valor para alejar el dolor, pero si para estar a tu lado"

.

La soledad es una compañera silenciosa, se escabulle entre los recovecos del corazón para apoderarse del alma y encarnarse en los huesos, como un cáncer que se mantiene latente. Es más sencillo engañarse al decir que todo está bien y que nada duele, pero la verdad es que, si alguien se aferraba eso, era sólo un gran cobarde que no quería verse expuesto a la hermosa crueldad del mundo. Las personas solitarias son lamentables, la gente lamentable es estúpida y los estúpidos son los mismos que tratan de huir de su destino. Quedarse parado sobre sus pies, sin alterarse, aceptando todo como una parte de sí mismo mientras se aprende a vivir con una herida que no cicatriza, es lo más cómodo. Quizás no era lo más valiente, pero la verdad es que no había necesidad de intentar ser algo que no le apetecía.

Ya había tenido suficiente de eso.

Los humanos venían al mundo completamente solos y la muerte no aparecía con compañía, esa era la brutal ley de la vida. No existía misericordia ni consideración, no era bueno confiar en los demás ni creer ciegamente en ellos tampoco. Las cosas como los amigos y la familia, eran lazos banales que a los niños les obligaban a crear para que construyeran un camino espinoso mientras se convertían en adultos que cumplían el rol que la podrida sociedad les exigía, naturalmente no les enseñaban que aquellas cosas eran demasiado frágiles y podían llegar a destrozarlos desde adentro. Con el tiempo todo se irá desvaneciendo. Ya ni siquiera una huella de ello quedará en la memoria de alguien.

Las cosas tristes y dolorosas, es mejor olvidarlas y la vida misma estaba compuesta por más angustias que alegrías.

Él lo sabía muy bien.

La puerta trasera del local se abrió, al fondo del oscuro callejón se podían apreciar las luces de la calle, tan vivas y atiborradas de gente que apenas si repararías en que el reloj ya marcaba más de las dos de la madrugada. Sasuke salió de interior, con su uniforme un poco arrugado e impregnado del humo que los clientes producían con sus cigarros, cargaba entre sus brazos un par de cajas con botellas de vidrio que mostraban el logotipo de la marca de cerveza que servían en el bar a sus espaldas. Caminó serenamente llevando ese peso sin problema, y sin hacer mucho ruido, se acercó al contenedor especial para el reciclaje de vidrios donde ponían las cajas para que el camión de la basura se las llevara en la mañana. Sus ojos negros notaron cómo cuatro hombres se encontraban agazapados a un lado del basurero, casi como si estuvieran escondiéndose. No era para menos, pensó, pues se trataba de un grupo que estaba fumando algo de dudosa procedencia, jugando cartas con alguna especie de apuesta monetaria en medio y como cereza del pastel: bebiendo una botella de sake y varias latas de cerveza.

No serían más grandes que él, incluso se atrevería a pensar que tenían la misma edad. Optó por sencillamente pasar de ello y continuar con su labor. A él no le importaba nada de eso.

—Oye—llamó uno de ellos, su cara era redonda, grasosa y sus ojos muy pequeños.

El moreno le ignoró olímpicamente y simplemente dejó su cargamento en el piso.