Fragmentos iridiscentes

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Muchas gracias por su apoyo, espero que esto les guste.

Declaimer:

Naruto NO es mío, es de Masashi Kishimoto.

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Episodio

XXIII

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"El mundo en el que tú también estás, es muy brillante."

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Sentía muchas ganas de gritar.

Pensó que no sería capaz de aguantar hasta el final así que presionó con fuerza los párpados mientras sus dedos se aferraban desesperadamente a la tela húmeda que vestía su querido gato. Sentía que no tenía la fuerza suficiente para aferrarse a él, y aun así no podía concebir la idea de soltarlo de nuevo, por lo tanto, simplemente permaneció pegada a él, rodeándolo con sus brazos, sintiendo su calor y escuchando el latido de su corazón, tal como si fuera una melodía única que colmaba su interior de paz y felicidad. Pasó sus manos por el contorno de su espalda y con los hombros temblándole se apartó ligeramente de él para poder ver su rostro. Él permaneció callado mientras ella delineaba sus cejas y apartaba los mechones que le cubrían los ojos. Sus pequeños dedos tocaron temblorosamente las cortadas de su rostro, analizándolo a profundidad, necesitaba grabar sus expresiones de nuevo, y las lágrimas no se detuvieron en ningún momento al reparar en su mirada concienzudamente.

Pensó que no podría sostener su mano nunca más.

Esa posibilidad la había estado atormentando todo el camino hacia el hospital. Ni siquiera recordaba cómo es que había podido permanecer cuerda mientras caminaba por las calles cercanas al complejo. La llamada de Kakashi-sensei, lejos de tranquilizarla, sólo la había puesto más ansiosa y era casi absurda la angustia con la que había seguido a la amiga del profesor cuando ésta le recibió en la entrada del Hospital.

El miedo de perderlo era demasiado grande.

—Gracias a Dios...

Sintió que una ola de alivio le debilitaba las piernas y sus fuerzas flaquearon haciéndola caer de rodillas frente al morocho.

—Hinata-chan...

—Hyuuga...

Tanto Naruto como Kakashi dieron un paso al frente al verla derrumbarse.

—Gracias a Dios—repitió cogiendo al Uchiha de las orillas del pantalón—, gracias a Dios—sus hombros se sacudieron—, gracias a Dios...

Sasuke quiso tocarla, sin embargo, no fue capaz de hacerlo.

La observó detenidamente desde arriba y simplemente apretó las manos con fuerza al notar lo rojas que estaban sus mejillas por el llanto. Las puntadas le ardieron y pensó para sí mismo que merecía sentir ese dolor un poco más.

Después de todo, no podía compararse en nada al sufrimiento que le había provocado. Era más que consciente de cuán egoísta y cruel había sido hasta el momento. Siempre la estaba lastimando, nunca hizo nada por ella y sólo pretendió ignorar lo importante que se había vuelto para él.

No tenía derecho a tomarla entre sus brazos.

Al menos no después de toda la mierda que había dicho.

—¿Puedes tomarla contigo?— preguntó clavando sus penetrantes ojos en los de Kakashi.

Había una súplica silenciosa en ellos.

Say Goodbye Dear Stray CatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora