Say Goodbye Dear Stray Cat

Status quo

Muchas gracias por su apoyo, espero que esto les guste.

Declaimer:

Naruto NO es mío, es de Masashi Kishimoto.

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Episodio

XVI

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"Este momento es sólo nuestro, me pregunto si podré retenerlo"

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La lluvia se había detenido y comenzaban a congelarse los charcos que había dejado a su paso. El ambiente era frio y pesado, las luces de los coches le cegaban un poco, pero no le tomó demasiada importancia, prefería concentrarse más en el calor de esa mano que sostenía firme entre sus delgados y pequeños dedos. Temía que si la soltaba, la persona frente a ella se desvanecería cual estela de humo en el aire. Debatió internamente entre aferrarse al brazo del muchacho o continuar con esa prudente distancia mientras caminaban por la acera de una pequeña vía secundaria. Sin embargo le sorprendía más el hecho de que el Uchiha no se hubiera rehusado a que le siguiera y más con ella pegada a su extremidad como si les hubieran untado pegamento industrial. Sabía de sobra que si preguntaba, no recibiría respuesta alguna. Pero esperaba no estar equivocada al sentir que ello alimentaba su esperanza de haberlo alcanzado un poco al menos. El silencio que los envolvía no era el más cómodo, pero tampoco molestaba demasiado. Honestamente lo agradecía; no sabía que decir después de ese momento por demás alucinante en el callejón. Su cuerpo aún resentía las exigencias del gato, pero no le desagradaba la sensación realmente, de algún modo, le había agradado. Abrió los ojos como platos ante sus pensamientos y su cara ardió cual brasa encendida. ¿Desde cuándo era una pervertida? Comenzaba a pensar que su corazón se estaba torciendo un poco.

Sacudió la cabeza para desechar esos pensamientos, no obstante sólo hizo que la sangre de sus pómulos aumentase notablemente. Una brisa helada sopló a su espalda y se estremeció de pies a cabeza. Estar empapada comenzaba a hacer mella; sus dientes tiritaron y buscó calor en la fricción al restregar su mano libre en su brazo izquierdo. No pudo contener un pequeño estornudo que inmediatamente trató de cubrir. Miró al moreno, imaginando que él podría ser capaz de decir algo al respecto, pero esto no sucedió, en cambió el siguió caminando como si nada.

Cierto, no es que él se preocupara por ella realmente.

Bajó la mirada. Mentiría si dijera que no quería algo diferente. Como cualquier persona ella quería ser amada por aquel que era dueño de su corazón. Pero debía ser realista. Un gato herido, no podría ser el mejor prospecto de pareja. Tampoco debía hacerse esperanzas de que él cambiara su actitud sólo porque ella le impusiera sus sentimientos egoísta y unilateralmente. ¿No había modo en que él pudiera amarla, verdad? soñar con ello no era viable, pues estaba consciente de lo que le esperaba desde el principio. Era un camino sin una vía de regreso. Sólo podía seguir directo al abismo. Ese gato callejero no sabía cómo amar. Estaba tan lastimado y herido por las cosas que sucedieron en el pasado, que había quedado incapacitado para ello. Quizás con la terapia y rehabilitación adecuadas él podría volver a confiar y amar, pero dudaba mucho seguir viva para ver aquello.

Su tiempo estaba contado después de todo.

Vislumbró en la lejanía el portón del complejo departamental en el que vivía Sasuke y lo sintió tan familiar como si estuviera regresando a su propia casa. Después de todo había estado yendo a ese lugar por casi dos semanas luego de la escuela. Las farolas de la calle se encendieron automáticamente, por lo cual seguramente ya eran pasadas las siete, tendría que llamar a casa apenas pudiera usar su móvil. En verdad que últimamente se estaba haciendo imprudente. Su padre no decía nada, pero estaba comenzado a preocuparse, igual que Neji. Hanabi no solía decirle mucho tampoco, pero de algún modo intuía que algo estaba pasando. Ella siempre había sido muy aguda desde pequeña. Nunca podía esconder nada sin que su consanguínea lo descubriera. Así que probablemente ya había sido atrapada. Sin embargo, ninguno de los tres le iba a decir nada de momento. Porque ellos eran demasiado ambles al final de cuentas. Y si era algo que pudiera hacerla feliz, se lo permitirían.