Más allá de la felicidad

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Muchas gracias por su apoyo, espero que esto les guste.

Declaimer:

Naruto NO es mío, es de Masashi Kishimoto.

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Episodio

XXV

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"Tú, existes para mi"

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El tiempo era asombrosamente cruel. No había ningún ser que pudiera escapar de sus garras y no poseía diversos sentidos, sólo fluía hacia delante, siempre avanzando sin detenerse por nada ni nadie.

Con el paso de los años aprendió a diferenciar las cosas importantes de aquellas que eran demasiado banales como para dedicarles una fracción de su memoria, aunque debía admitir que tenía una debilidad especial por las trivialidades más simples de la vida. El sabor de un helado, la fragancia de las flores, el calor de una caricia, cada uno de esos pequeños detalles estaban guardados en su corazón, como un perpetuo recordatorio de que la vida era preciosa por sí misma y las cosas que podías crear eran tan infinitas como diversas.

Solamente los humanos tenían esa extraña capacidad, sólo ellos podían tomar algo tan diminuto y transformarlo completamente en algo maravilloso e irremplazable.

Quizás no tenían todas las respuestas del universo y sin duda el largo de su vida era escaso, pero, ellos sabían cómo hacer que cada segundo valiera la pena.


Suspiró.

Probablemente sólo eso debería ser suficiente para sentirse plena.

Pero...

—¿Estás despierta?

Giró el rostro y se encontró con un par de ojos amables que la observaron atentamente.

—Buenos días, Yamada-sensei—sonrió.

—Buenos días Hyuuga-san—la mayor se acercó al monitor de signos para revisar las lecturas y luego se volvió audaz hacia el cuentagotas de la intravenosa que tenía colocada en la mano derecha—. ¿cómo te has sentido con el nuevo medicamento?

—Un poco mareada, pero nada que no pueda manejar—aseguró fijando sus perlas en el líquido amarillento.

—Ya veo, le pediré a las enfermeras que reduzcan la dosis—comentó haciendo una anotación—. Tus niveles parecen estar dentro del margen y los estudios del otro día salieron mejor de lo esperado—exclamó curvando sus labios—. Solamente nos diste un buen susto con la fiebre de anoche—agregó.

Había transcurrido alrededor de una semana desde que fue ingresada en el hospital para su chequeo de rutina. Estaba acostumbrada a las rigurosas pruebas que le hacían en cada periodo de evaluación. Sin embargo, había tenido una respuesta adversa al nuevo medicamento que comenzaron a administrarle para que las paredes de su corazón se hicieran un poco más resistentes. Por lo tanto, había pasado por una fuerte fiebre durante la noche anterior; incluso podía recordar haber desvariado por algunos minutos mientras las enfermeras luchaban por bajar su temperatura corporal y finalmente, luego de tres horas, sus signos se habían estabilizado y su calentura bajó considerablemente.

No era la primera vez que pasaba por algo similar, cuando era más joven, duró tres días inconsciente por una leve infección que le provocó un ataque y mucha fiebre. Así que eso no era nada si se ponía a compararlo. Después de todo, había experimentado un dolor mucho más intenso que ese cuando creyó que había perdido a su querido gato para siempre. Esa sensación punzante era mucho peor que una herida expuesta en carne viva. Como un fuego que lentamente reducía a cenizas hasta la más pequeña fibra de su alma. Perder a la persona que más amaba era el dolor más agonizante que alguien podría llegar a sentir. Era algo que no le deseaba a nadie sin importar las circunstancias a las que pudiera estarse enfrentando. 

Say Goodbye Dear Stray CatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora