28. Hasta donde sea que vayan las estrellas esta noche

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5 de noviembre del 2003...
Narrado por Adeline Hargreeves...

¿Alguna vez has logrado ver una lluvia de estrellas?

Yo si, y déjame decirte que es algo hermoso pensar ¿a qué rumbos irán?

Es fascinante.

Bueno, hoy habrá una lluvia de estrellas y... se que a Cinco le gustan, así que lo llevaré a que la veamos juntos. Tal vez subamos a la azotea y nos sentemos en el piso para simplemente admirar.

Ya casi anochecía, entonces ya casi era hora de ir a decirle a Cinco sobre el plan de hoy en la noche, pero... no quiero que nadie se entere de esto, papá cuestionaría por qué estamos juntos y peor aún... por qué no estamos dormidos.

Entonces planeo que salgamos a eso de las 2 de la mañana tal vez.

...

El frío del viento congelaba mi nariz y mis orejas, me abracé a mi misma para darme un poco de calor.

La temperatura de la madrugada es muy baja y con vientos fríos, pero... ahí estaba, la lluvia de estrellas.

✍︎︎✍︎︎✍︎︎

-Cinco, ¿estás despierto?- susurré abriendo su puerta sigilosamente.

-¿Ade?

-Menos mal no estás dormido- fui hasta su cama y lo tome de la mano obligándolo a levantarse de ella.- Ponte esto, lindo.- le di una bufanda.

-¿A donde vamos?- dijo siguiéndome mientras se ponía esta.

-No te voy a secuestrar.- bromeé.

Cinco tropezó con una repisa y una foto enmarcada callo al piso haciendo sonar el golpe.

-¡Ey!

-Lo siento, estoy medio dormido.- rio.

La puerta de pogo se abrió unos segundos después.

Carajo.

Volteo a la puerta que se abría y sabía lo que estaba por ocurrir. Nos descubrirían y nos quedaba un pasillo recto y angosto por recorrer. No había manera de huir.

A menos que...

Reaccione más rápido de lo que pogo abría la puerta y mi poder fue útil.

Algunos de ustedes ya lo olvidó seguramente pero, puedo ser invisible y puedo hacer que nadie más vea a las personas que no quiero que vean.

Me detuve de la mano de Cinco, y creo que mi poder funcionó, Pogo miraba desconcertado a ambos lados buscando al causante del sonido.

Al no encontrarlo, se dio la media vuelta y cerró su puerta para regresar a ya habitación.

Cinco y yo nos miramos mutuamente tratando de contener la risa por lo cerca que estuvimos de eso.

-Vamos.- susurré y seguimos caminando a un paso veloz.

Fueron un par de minutos de recorrido y llegamos a la azotea. La lluvia de estrellas estaba en su mejor punto, había cientos de estrellas en el cielo desplazándose y desapareciendo.

Cinco se quedó parado un momento con los ojos iluminados por la luz de la luna en la oscuridad.

Y yo no podía dejar de mirarlo, era más hermoso que la lluvia misma.

Sonreí involuntariamente.

El sonrió al cielo y bajo su mirada y sonrisa hacia mi; se acercó, y como en una película, beso mis labios y yo los suyos con el solo sonido del viento en nuestros rostros y la noche siendo testigo.

Su aroma a café en cada beso, abrazo, caricia, jamás lo podré olvidar.

-Te quiero de aquí hasta donde sea que vayan las estrellas esta noche.- dije.

-¡Número Cinco, Número Ocho!- gritó Reginald.

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Me costo un poco de tiempo (algunas semanas) escribir este capítulo y encontrar la inspiración correcta, pero me alegra que esté terminado.💌
(YY)

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