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Siempre había sido un buen hijo, un gran amigo y un respetado alumno en aquel instituto. Su corazón puro e ingenuo muchas veces era usado para el beneficio de otros. Era tan noble que no había forma de que se negara a algún favor que desearas, aunque este no lo beneficiara en lo absoluto.

Jimin, un omega hermoso, humilde, inteligente y amable, el cual no dudaría en darte la mano. Opinaba que no era necesario esperar algo a cambio si ayudas al prójimo de corazón.

Siempre creyó que ser una persona honesta le traería de regreso cosas buenas, la ayuda que había dado a los demás en algún momento se le seria regresada en el momento que más lo necesitara, eso pensaba.

Estando en su último año del instituto, Park Jimin posiblemente era el estudiante con mejor futuro. Sus calificaciones, los talentos que poseía de naturaleza, tanto el canto, baile, la habilidad de tocar más de cinco instrumentos, el manejo de tres idiomas, eso y su gran corazón lo llevarían a la cima.

Todos parecían quererlo, todos parecían apoyarlo. Sus amigos, quienes muchas veces solo se juntaban en su casa para copiar sus tareas de igual forma parecían ser genuinos.

El matrimonio Park había trabajado mucho para darle más que una buena vida a su único hijo, el orgullo de sus corazones.

Futuro heredero de la familia Park, quienes contaban una gran fortuna. No había manera de que el omega no lo tuviera todo ganado.

Jimin era feliz, y aunque se sintiera a gusto con todos lo que le rodeaba, siempre había sentido un pequeño vacío en su corazón al no tener una pareja a su lado. Veía a todos con alguien, fuera por cortos o largos meses.

Ni siquiera le importaba el hecho de salir con un beta o un omega al igual que él, ese tipo de cosas no lo detenían. El solo deseaba a alguien, una persona que lo quisiera hasta en su forma más triste y lo mimara en sus brazos todo el tiempo. 

Tres chicos los cuales se conocían desde la niñez hablaban en una de las mesas de la cafetería

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Tres chicos los cuales se conocían desde la niñez hablaban en una de las mesas de la cafetería. Desde pequeño habían tenido la costumbre de hacerse retos a principios de año, quien perdiera, pagaría el viaje en las vacaciones.

Solo uno faltaba por tener su reto del año. El atractivo Eunwoo, quien siempre ganaba, faltaba por tener uno.

Ese año no se dejarían ganar y tener que pagar por tercera vez sus viajes en vacaciones. Ambos chicos habían estado pensando en algo muy difícil.

Eunwoo no creyó que sus mejores amigos le pidieran algo tan bajo.

—Park Jimin, niño prodigio. El príncipe de mamá y papá. Quien siempre es el número uno y el favorito de los profesores. —Jongin hablo con una sonrisa, aunque la idea no le había fascinado no creía que estuviera mal.

—Este año, tu reto será enamorarlo y romper su bonito corazón. —La voz gruesa de Sehun habló cerca de Eunwoo, sonriendo mientras el trio veía al castaño de quien hablaban entrar a la cafetería con su grupo.

Regalo del Cielo [Kookmin] OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora