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El omega abrió sus ojos a causa del sol que sobrepasaba la cortina de su ventana. Lo raro no fue despertar algo tarde, si no que su alfa aún siguiera en cama junto a él.

Jungkook dormía plácidamente, con su rostro sobre el pecho de Jimin, uno de sus brazos rodeaba el vientre de Jimin protectoramente. Desde hace meses le costaba levantarse tan temprano al no querer dejar a su omega.

Pero era lo bastante responsable para no querer faltar o llegar tarde al trabajo. Aunque ese día pareció ser la excepción.

Jimin acaricio su cabello con calma, no se preocupó por la hora, podría llamar más tarde a Namjoon y decirle que Jungkook se había sentido mal. No es como si le gustara que su dulce alfa saliera por largas horas y el tuviera que quedarse lejos de su calidez.

Mientras admiraba el rostro del pelinegro un olor peculiar llego a sus fosas. El aroma de Jungkook era más fuerte y pesado, casi mareándolo. Repentinamente sintió su lobo feliz y un poco ansioso, sin entender se sintió a la necesidad de complacer al alfa.

Viendo como Jungkook se movió, suspirando al hundir su nariz en el pecho de Jimin, el omega notó como este abría un poco sus ojos.

—Buenos días, alfa. —Los ojos oscuros y claros se cruzaron. Jungkook solo se volteo, mirándolo desde abajo con una pequeña sonrisa —. Es algo tarde, llamare a Namjoon hyung para decirle que te sentías mal. Igual si te he sentido un poco caliente.

Jungkook se sentó, acercándose para dejar un beso sobre la mejilla de Jimin. Frotando sus ojos lo volvió a mirar. —Estoy bien. Igual hoy debía entregar unos documentos.

No es como si Jimin quisiera que Jungkook dejara de trabajar y se quedara todo el día con él, hasta él deseaba poder hacerlo cuando el cachorro fuera más grande, pero de igual forma, a veces se entristecía un poco al ver como el dulce alfa salía por la puerta, sabiendo que no lo vería en varias horas. Esa fue la razón por la que inconscientemente abulto sus labios y sus ojos brillosos miraron tristes a Jungkook.

—No pongas esa carita, mi amor. Hoy me iré más tarde así que no será tanto lo que deberás esperarme. —Jungkook acuno sus mejillas, comenzando a besar el bonito rostro de un Jimin recién despierto.

Jimin vio como Jungkook salía de entre las sábanas, entrando a la ducha. Acostándose sobre la cama un rato más acerco la manta, aspirando el aroma de su alfa, sintiéndose relajado y feliz. Aunque percatándose nuevamente de algo más, un olor fuerte que estremecía su cuerpo.

Sin estar seguro de si era lo que pensaba termino por salir de la habitación para ir a la cocina. Sabría si estaba en lo cierto luego de oler a Jungkook después de su ducha.

Dentro de la cocina, preparaba el gran desayuno de ambos. Aun preguntándose si seguiría con un gran apetito luego de tener al cachorro o solo era producto del embarazo.

Al voltearse se encontró con Jungkook arreglando la mesa, un poco ansioso se acercó a él. Abrazándolo con gusto, hundiendo su nariz en su cuello, y aunque lo disfrutara también era una buena forma para salir de su gran duda.

Sin separarse escucho una pequeña risa del alfa, quien correspondió sus caricias. Jimin abrió sus ojos, sabiendo que Jungkook esa misma noche o tal vez al día siguiente entraría en celo.

Lo ayudaría, eso sin duda. Simplemente estaba un poco nervioso, aunque ya hubieran estado juntos, estar en el celo del otro no era lo mismo.

—¿Cómo te sientes, Kookie? —Lo miro esperando que le comentara algo sobre su celo y hablaran sobre ello, pero eso no sucedió. En cambio, vio como Jungkook desvió su mirada, ocultando lo que parecía ser nerviosismo.

Regalo del Cielo [Kookmin] OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora