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Los besos húmedos y jadeos excitantes iban en aumento, el amor y cariño siempre estaba presente en ambos, pero el deseo jamás faltaba.

Terminado el desayuno, Jimin se levantó para recoger los platos de la mesa a lo que Jungkook podía ir a ducharse y así estar listo para irse al trabajo, cosa que realmente no paso.

Jeon solo se había volteado un segundo a mirar a su omega antes de seguir su camino por el pasillo, admirando la silueta de Jimin gracias al reflejo del sol.

Sus bonitas y apetecibles piernas descubiertas, el voluminoso y suave trasero que tanto lo enloquecía, aunque nada se comparaba a su perfil, el cómo sus mejillas regordetas resaltaban al igual que sus labios.

Sus labios, Jungkook podía escribir una novela entera con solo hablar de cuanto los amaba y lo que provocaban en todo su ser.

Estaba perdido, lo sabía, Jimin era perfecto a sus ojos y no había nada, ni nadie que pudiera cambiar eso. Es su ángel del cielo.

Jungkook salió del ensueño, acercándose por detrás, abrazando con cuidado a Jimin, moviendo sus manos sobre su vientre, empezando a dejar besos sobre su cuello.

La risa de Jimin fue música para sus oídos, tanto que su lobo ronroneo feliz. Se hundió en su cuello, casi llegando a desmayarse por el delicioso aroma del omega combinado con el olor a leche gracias al cachorro.

—Te amo tanto, Park Jimin.

El castaño se sorprendió un poco al escuchar su nombre, al voltearse y rodear con sus brazos el cuello de Jungkook, fijo sus ojos en los del alfa, se veía pequeño, tanto como un cachorro, no lucia como el imponente Jeon Jungkook, no, se veía como el pequeño Kookie que tanto amaba, el cual adoraba abrazar y besar en todo momento.

Acaricio su mejilla, sonriéndole. —Eres una dulzura, Jeon Jungkook —. Dejo un beso sobre sus labios, escuchando una pequeña risita de parte del alfa.

Jungkook se acercó más, acorralando el cuerpo de Jimin contra el borde de la mesa, profundizando más su beso.

Las manos del alfa vagaron con gusto por toda la espalda, bajando por su trasero hasta llegar a sus muslos, apretando la piel a su gusto, casi sonriendo de lado al escuchar como Jimin se pegaba más a su cuerpo y ronroneaba por sus toques.

Jimin abrió sus ojos entre el beso, la falta de aire los hacia separarse un poco, sentía el calor de Jungkook, al igual que sus manos tocándolo de forma provocativa, haciendo su cuerpo erizar. —Si lo hacemos llegaras tarde.

—Me importa una mierda llegar tarde. —Los ojos de Jungkook estaban dilatados, mirando con hambre a Jimin.

Solo basto una sonrisa del omega para que el pelinegro tomara sus labios con fuerza. Alzando sus piernas y sentándolo sobre la mesa.

Ambos comenzaron a deshacerse de las prendas del contrario, sin dejar de besarse o tocarse.

Las piernas de Jimin temblaron en el momento que los dedos de Jungkook se sumergieron en su interior, comenzando a estimularlo con rapidez.

—Mírate...tan adorable. —Jungkook beso sus labios, viendo como Jimin jadeaba por la intromisión de sus dedos —. Tan jodidamente caliente.

Algo cierto y que Jungkook definitivamente amaba era el hambre sexual de Jimin, no sabía si se debía al embarazo o es que simplemente el omega lo deseaba de tal manera, pero jamás se quejaría.

Jimin entre sus fuertes jadeos por los dedos de Jungkook y las mordidas de este en su cuello, descendió su mano por el torso desnudo del alfa, metiendo su mano en el bóxer, tomando el miembro erecto con suavidad, bombeándolo con rapidez mientras su pulgar estimulaba la húmeda punta.

Regalo del Cielo [Kookmin] OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora