Capítulo 20

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— ¿La pasó bien al lado de Lady Keila, su majestad?

Navier sonrió al recordar como disfrutó del festival al lado de Keila.

— ¡Cuando vi a su majestad con su vestido arruinado me sorprendí, pero eso se debe a que su majestad y Keila se divirtieron mucho!

— Ja, ja. Así es, Keila y yo nos divertimos mucho.

— Laura, lleva la ropa de su majestad a lavar.

— Entendido.

Cuando la pelinaranja se retiró de la alcoba, la Condesa miró a la Emperatriz.

— Parece que se lleva mejor de lo que pensaba con Lady Keila, tanto como para mostrarle su pasadizo secreto.

La regente sonrió al ver a Eliza ser muy perspicaz.

— Lo sabías.

— Por supuesto. Sino sería una mala dama de honor. Siempre supe que su majestad iba al pueblo cuando era joven.

— Gracias por no decir nada.

La Condesa terminó de arreglar a la Emperatriz y la guió hacia su tocador.

— No tiene que agradecer nada, su majestad.

Se empezó a escuchar murmullos detrás de la puerta.

— ¿Qué sucede?

— Iré a ver.

Antes de que la Condesa pudiera abrir las puertas, estas fueron abiertas bruscamente.

— ¿Su majestad? – Navier se levantó desconcertada – ¿Qué lo trae aquí a estas horas?

— ¡¿Acaso no es suficiente con molestar a Rashta?!

Navier suspiró para tocarse la puente de su nariz.

"Pensé que ya no volvería a escuchar sobre Rashta..."

— No sé de qué está hablando, si me lo explica podré entender mejor la situación.

Sovieshu miró a la Condesa y Navier asintió, indicando que se puede retirar.

Una vez solos, el Emperador endureció su mirada hacia su esposa.

— No solo te basta con intimidar a Rashta, sino ¡¿también vas por Keila!?

Navier frunció levemente su entrecejo.

"¿Keila? ¿Qué tiene que ver Keila aquí?"

— Su majestad, creo que hubo un malentendido, yo nunca he intimidado a su concubina ni a Lady Keila.

La regente se dio cuenta que el Emperador miraba alrededor.

"¿Qué está buscando?"

- Ja. No seas cínica.

Una punzada golpeó el pecho de Emperatriz.

— Hay testigos que afirman que has estado intimidando a Keila. Ella es tan amable que se negó a decirme la verdad, hoy la encontré con el vestido desgarrado y con los ojos hinchados. Inventó una historia e intenté creerle, pero cuando me contaron que has estado molestando a Keila, no pude quedarme sin hacer nada.

Navier apretó ligeramente sus labios.

— Además ya habías estado molestando a Rashta, ¿qué me asegura que no has molestado a Keila? Ella siempre te visita, ¿acaso la acosabas todo ese tiempo?

— Le digo que no es así, su majestad. Si me deja explicarle-

— ¿Acaso crees que puedes hacer lo que quieras solo por ser la Emperatriz?

El Alfil de la Reina [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora