a͏d͏v͏e͏r͏t͏e͏n͏c͏i͏a: ͏s͏m͏u͏t +18
-Juguemos -Propusó inclinando la lata de cerveza hasta sus labios.
Fruncí el ceño confundidad. Estiré mi brazo hasta la pequeña mesa de noche arrojando el restante del cigarro, retomé la postura, mi espalda apoyada en la cabezera de su cama mientras dirigia mis ojos hacia su presencia.
-¿Jugar? -Una suave risa salió de mi boca acompañada con el humo que habia inhalado anteriormente.
Asintió.
-¿Qué es lo que quieres jugar Edward?
-Simón dice.
Levanté las cejas buscando una respuesta más de su parte.
-¿Simón dice? -Asintió por segunda vez- ¿El juego de niños?
-Si -Dió un sorbo más de la fria bebida- Solo que un poco diferente.
El silencio se presentó en la habitación. Nuestras miradas se encontraban conectadas. ¿Simón dice? En lo profundo de mi mente no parece una gran idea, el hecho de jugar tal cosa cambiaria todo entre nuestra amistad.
Raspé mi garganta observando con atención cada movimiento que hacia. Dejó la lata de cerveza sobre el tocador, caminó hasta toparse con el borde contrario de la cama. El rostro de Eddie era adornado por una sonrisa juguetona, la cual no habia visto anteriormente. Tragué fuerte cuando se sentó al frente de mi, sus ojos recorrian cada espacio de mi cuerpo, practicamente desnudandome con la mirada.
-¿Jugamos? -Preguntó nuevamente mientras deslizaba disimuladamente su mano hasta su bulto.
-Claro, ¿porqué no?
Su semblante serio cambio drasticamente a uno de victoria y lujuria.
-Empiezo yo -Dijó mordiendo su labio inferior- Simón dice...
Hizó una corta pausa para recorrer mi cuerpo una vez más.
-Quitate la blusa.
Mis ojos se agrandaron como si fuesen platos. Entiendo, el pequeño cambio en este juego es deshacernos prenda por prenda, terminar completamente desnudos y de último, follar.
-Solté una carcajada- ¿Eso es lo que quieres? -Coloqué mis brazos por detras de mi espalda para apoyar todo mi peso en estas- Verme desnuda, a tu merced -Continué.
-No hables, solo obedece t/n.
-Bien -Tomé los bordes de la prenda para empezar a jugar con estos, la subí con lentitud hasta dejarla en el suelo. Mis pechos cubiertos por un sostén de encaje quedaron a su vista.
-Asi me gusta -Comentó apretando su pene.
-Simón dice... quitaté el pantalón -Sonreí picara.
No necesitó escucharlo por segunda vez para que sus pantalones ya se encontraran lejos de su cuerpo.
-Simón dice... -Eddie reclamó su turno- Deshazte de esa falda.
Bajé la cremallera de la corta falda negra, deslizandola por el largo de mis piernas.
-Hermosas bragas -Comentó bajando la vista.
-Simón dice... -Continué el juego evitando su comentario- Permiteme ver tu trabajado abdomen.
Y asi lo hizó, leves abdominales se lograban observar por su torso tatuado en ciertos lugares.
-Simón dice, muestrame tus firmes pechos -Su voz era ronca y sus ojos oscuros, cegados de deseo.
Deslicé mis manos por mi espalda hasta toparme con el broche del sostén, retiré la prenda de un solo tirón dejandola en alguna esquina de la habitación.
-¿Te gustan? -Pregunté mordiendo con suavidad mi labio inferior.
-Son hermosas -Respondió con rapidez. Estiró sus manos hasta mis senos con la intención de sentirlos, sin embargo no se lo permití.
-Tomé con fuerza sus manos entre las mias- Simón dice, deja a mi vista tu enorme erección.
La risa proveniente de su boca resonó por mis oidos. Retiró su boxer haciendo que su polla saltara de este.
-Me toca -Habló mientras masajeaba la longitud de su miembro- Simón dice... Quitate esas estorbosas bragas y dejame observar tu punto debil.
-Diste dos ordenes -Dijé llevando una de mis manos hasta mi entrada.
-¿No piensas obedecer? -Su semblante era serio.
Mis bragas recorrieron mis piernas hasta quedar en el suelo, mezcladas con el desorden de Eddie. Al sentarme nuevamente al frente de él, abrí mis piernas otorgandole la vista que tanto deseaba. Mi sexo palpitante y jugoso a su disposición.
-Simón dice, follame.
Y como si fuesemos imanes nuestros cuerpos ya se encontraban juntos. Sus labios atacaban los mios de una forma desesperada, su mano sobre mi sexo, en el punto exacto, causandome el placer que tanto deseaba desde que pisé su caravana. Los movimientos de sus largos dedos empezaron a subir de velocidad provocando que mis gemidos se hicieran presentes, mi espalda arqueada, mis brazos rodeando su cuello y mi mente concentrada solamente en el placer.
Maldecia su nombre en voz baja. Clavé mis uñas en la delicada piel de su espalda al sentir como tres de sus dedos se adentraban en mi interior de un solo golpe. Bajó sus humedos besos hasta mi cuello, trazó un camino sobre este terminandolo en mi pezón derecho. No tardó en succionarlo y dejar notorias marcas alrededor de este.
Paró en seco, una pequeña queja provino de mi parte debido a esto. Me encontraba en el borde del orgasmo, pero aquellos magnificos dedos habian dejado de hacer su trabajo. Subió su cabeza permitiendome observar su rostro, su semblante nuevamente serio.
-Te necesito -Soltó.
Una gran sonrisa se dibujó en mi rostro.
-Aquí estoy, expuesta -Guarde silencio, bajé la mirada hasta toparme con su sexo palpitante y duro- Solamente para ti -Continué mientras mis acaloradas manos rodeaban el largo de su miembro.
Jadeó suavemente.
Dejó un corto beso sobre mis labios. Apartó mi toque de su parte intima para tomarla él entre su mano, se acerco lo suficiente para que su pene se estrellara con mi entrada. No la introdujó, solo daba roses provocando que la frustración se disparara.
-¿Qué esperas? -Pregunté con desespero cerca de su oido.
Me aferré con fuerza a su cuello al sentirlo en mi interior, era como lo imaginaba. Su agarré firme se posicionó en mis caderas para asi evitar que mi cuerpo se moviese, y asi me empezó a dar embestidas sin la preocupasión de que me acostumbrara a su tamaño. Eran fuertes y profundas, una combinación perfecta.
Unió nuevamente nuestras bocas en un beso mientras una de sus manos tomaba mi cuello. El sonido de nuestros labios y nuestros cuerpos sudorosos chocando entre si resonaba por toda la habitación, los suaves jadeos que el rizado dejaba en mi oido hacia que mi sexo palpitara cada vez más y mis gemidos que ahora eran gritos.
Me estaba haciendo suya y eso me agradaba.
De su boca salian obsenidades mientras seguia destruyendo mi cuerpo por completo. Di un gran suspiro disfrutando el gran orgasmo que habia esperado toda la noche, fijé mi vista en Eddie el cual tenia los ojos cerrados, disfrutando del orgasmo que igualmente habia alcanzado.
Retiró su polla de mi intimidad para acostarse al lado de mi agotado cuerpo.
-Fue genial -Hablé.
-Lo fue.
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