Tiempo a solas.

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a͏d͏v͏e͏r͏t͏e͏n͏c͏i͏a: ͏s͏m͏u͏t +18
-algo corto



La puerta del salón se abrió de golpe haciendo que todos los presentes en esta dirigiesen toda su atención a la persona que no tardo en entrar al lugar, mis ojos brillaron al ver a mi ruloso novio.

-Con permiso maestra, vengo a buscar a mi chica -Sonrió, sus pasos se dirigieron hasta mi silla, apoyó su mano en el escritorio mientras se inclinaba lo suficiente para que sus labios lograsen rozar mi oido izquierdo- ¿Nos vamos princesa? O ¿deseas seguir aburrida en esta clase? -Alejó un poco su rostro para permitirme observarlo.

Los murmuros de los demás estudiantes se presentaron.

- Si no voy ¿piensas raptarme?

-Si es necesario, si cariño.

-No te molestes de ello, iré -Sonrei.

-Bien -Dejó un suave beso en mi mejilla, tomó mi mano haciendo que me levantase de la silla.

Salimos del instituto. Caminamos hasta adentrarnos en el bosque, un lugar que es el centro de estudio para muchos estudiantes. Sonreí nuevamente al observar el picnic que habia organizado, una manta azul de cuadros, una canasta y un reproductor de música que se encontraba apagado.

-¿Y esto Eddie? -Pregunté sonriente aún con la vista fija en la decoración.

-Solo es algo que deseaba que hicieramos -Respondió soltando mi mano.

-Es hermoso cariño.

-Me esforzé -Soltó una carcajada- Espero te haya gustado y si no es asi me pondré a llorar -Hizo una mueca de llanto.

-Si, me gusta cariño -Hablé entre risas.

-Entonces valió la pena princesa -Sonrió mientras recogia su desordenado cabello en un moño.

Recorrí cada movimiento que hacia con mis curiosos ojos. Retiró la chaqueta de cuero de su torso tirando esta al suelo, se agachó para asi sentarse sobre la manta.

-¿Qué es lo que observas tan concentrada, querida? -Preguntó apoyando sus manos por detras de su espalda.

Frunció el ceño al ver que no obtenia una respuesta de mi parte.

-Ya veo linda -Soltó una risa la cual interumpió mi pensar- ¿Esto? -Con una de sus manos recorrió su torso con lentitud de una forma juguetona y seductora.

-¿Qué? -Pregunte confundida.

-Se que te gusto y te parezco demasiado sexi pero linda, no me veas de esa forma por que me asustas.

-Es que eres irresistible, amor -Comenté entre risas.

Me agaché hasta llegar al suelo. Empezé a gatear a su dirección, subí con cuidado a su regazo.

-¿Qué haces? -Sonrió jugueton.

-Busco un lugar en donde pueda sentarme ¿aquí esta bien, cariño?

Descansé mis piernas a los lados de su cintura.

-Ya sabes que pasa cuando haces esto -Su tono de voz habia bajado.

-No hago nada cariño -Dijé de una forma inocente mientras retiraba el abrigo de mi cuerpo dejando a su vista mis pechos que resaltaban en el escote.

-Mierda -Maldijó en voz baja.

Moví suavemente mis caderas haciendo que mi sexo húmedo rozara con el suyo. Inmediatamente cerró sus ojos e inclinó su cabeza hacia atrás, mis brazos rodearon su cuello obligando a que volviese a su postura anterior.

-Quiero ver tu rostro -Le dijé, acaricié su mejilla.

-No juegues conmigo princesa, no aqui -Me miró nuevamente. Llevó su agarre hasta mi cintura, clavó sus dedos frios en esta provocando que un bajo jadeo saliera de mi boca- El hecho de que estemos en el bosque no significa que no sea capaz de follarte.

-No tientes -Aparté un mechon de cabello de su rostro- Sabes que las ganas no me faltan.

-Luego no te arrepientas linda -Sonrió- Cuando inicio ya no-

Lo interrumpí. Estampé mis labios contra los suyos, sus manos rapidamente buscaron una entrada en mi corta falda, estrujó mis nalgas por debajo de la tela. Apartó mis estorbosas bragas para asi dejarse paso a mi sexo, uno de sus dedos recorrió el camino de mi intimidad.

Aferré mi cuerpo al suyo al sentir su toque, me separé del beso antes formado cuando sus movimientos empezaron a ser más intensos. Escondí mi rostro entre sus rizos desordenados y de mi boca no tardaron de salir gemidos.

-Asi es linda, no te guardes.

No se detuvó. Siguió con lo que hacia solo que ahora acariciaba una de mis nalgas, mi piel se erizó.

Era mi turno. Alejé mi rostro de su cuello y retiré sus dedos de mi interior. Empezé a moverme una vez más sobre su erección, mis brazos de deslizaron por debajo de los suyos y nuestros labios se estrellaron nuevamente. Nuestros jadeos llenaron el silencio del lugar, deslizé mi mano hasta el cierre de su pantalón, lo baje. Tomé los bordes del boxer que cubria su pene con la intención de repetir la acción, me detuvé.

Mis ojos se agrandaron al escuchar el sonido de pisadas sobre las hojas, llevé mi vista a la persona que se encontraba detrás de nuestros agitados cuerpos.

Mierda.

Eddie Munson | One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora