Sin Aliento ⋮ YuTae

Episodio 15.

—Primero, las heridas del corazón deben sanar, todavía debe haber algo de amor hacia él por más odio que puedas guardar por el daño que te ha hecho. Es que el amor que sientes por alguien no pasará pronto ¿Lo entiendes?

—Lo sé, Yuta, sé muy bien a qué te refieres y ahora mismo deseo que también puedas ir tranquilo, no voy a utilizarte para olvidarlo. —se aferró al abrazo mientras las lágrimas resbalan sin parar una tras otra, su voz apagándose en susurros tratando de poder darse a entender. 

—Al menos promete que vas a estar bien, me voy pero no quiero pensar que vas a aferrarte a ese odio, no lo hagas. 

—Voy a ser yo... Sólo seré Taeyong sanando. —respondió.

—Segundo, yo también espero volver a verte pronto, Taeyong. Entonces, veremos qué sucede, si alguno todavía siente algo y no me olvidaré de ti porque también me has ayudado mucho, pero no quiero hacerme ilusiones ni mucho menos que tú también las tengas —alejó un poco al mayor y mirándolo a los ojos le dijo con una sonrisa buscando animarlo, Taeyong guardará aquel momento muy bien en su memoria—. Que las heridas no te consuman.  

Besó la frente de Taeyong por largos segundos como despedida.

—Tercero... En secreto, atesoraré muy bien aquellos pocos momentos a tu lado porque aunque haya sido parte del destino encontrarnos de esta forma, quisiera creer que también pueda suceder algo en un futuro.

—Yuta. —dijo con un nudo en la garganta, el menor acomodó los cabellos de Taeyong. Pensando que aún con ese rostro lleno de lágrimas es muy bello.

—Hasta pronto, Taeyong. 

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Sus piernas se movieron rápido, corriendo, reaccionando con reflejos y dejando a vista que sus entrenamientos no habían sido en vano, su espada impidiendo con un brusco movimiento apartando al filo de la espada contraria de la persona que tenía intenciones de atravesar aquel filo en la pierna de su hermano.

Taeyong amenazó con acercarse.

—¡Aléjense de nosotros! —exclamó rabioso sin dejar de apuntar con la espada manteniendo a los hombres a raya de su hermano.

—Solo nos divertíamos. —Respondió uno de los cuatro hombres que los habían seguido.

—Si se van ahora, los perdonaré —Jeno adelanta a Taeyong y alza su espada—, oh vamos, también sería un torneo divertido.

—Amigo, somos cuatro contra ustedes tres y ni decir del otro que no tiene como luchar —burla uno de ellos que lleva un parche en el ojo.

Pero no llegan siquiera a enfrentarse aunque lo tenían ya planeado porque los soldados del pueblo habían sido alertados de la pelea, Taeyong con rapidez y con ayuda de Jeno sube a RenJun herido a su espada y comienzan a huir.

Ir a la plaza de Levtay no había sido una buena idea, hace tiempo no bajaban de la montaña y ahora que se habían animado, aquel pueblo era tal y como se lo habían mencionado a Taeyong. Un pueblo sin orden, vándalos por doquier y el mercado lleno de gente la mayoría ebria.

Ese lugar era el único donde la niebla no llegaba sorprendiendo a RenJun, Jeno y Taeyong quiénes eran los únicos que se habían animado a salir de casa y explorar los territorios. Lo llevaban haciendo desde hace dos años y ahora se habían animado a bajar hacia Levtay.

—¡Perdimos todo el dinero! —se queja Jeno ayudando a RenJun bajar.

—¡Tú que te quedas atrás, yo no tenía como defenderme! —gritó Jun golpeando el brazo del chico.