Cama para dos. LS

SIETE.

No había nada peor que hacer algo que sabías que no debías hacer y recordarlo.

Desde que Harry abrió los ojos y vio a Louis sobre su pecho dormido, tan delicado y vulnerable no podía dejar de pensar en lo que había pasado.

Y tampoco podía dejar de pensar en Niall, ni en todas las veces que le había dicho que no se acercara a Louis.

No sabía cómo podría explicar la situación, pero tampoco quería hacerlo.

No estaba arrepentido y esperaba que Louis tampoco, tener a Louis en su espacio había causado algo él.

Ahora lo reconocía, no se quedaba mirándolo tanto tiempo sólo para comprenderlo, no, después de anoche podía aceptar que había algo que le atraía tanto a él.

No quería lastimarlo, ni jugar con él, Louis despertaba su lado protector.

Estaba dispuesto a caminar en el fuego por él.

Sintió un beso en el centro de su pecho que le indicó que Louis estaba despierto.

—Buenos días, Lou —plantó un beso en su frente.

—Buenos días —susurró, pegó más su cuerpo al de Harry y restregó su nariz en su pecho.

Sus cuerpos estaban muy juntos, tenían sus piernas enredadas, no parecían dos personas que recién comenzaban a relacionarse, sus almas se reconocían a la perfección, probablemente de otra vida.

El corazón de Harry estaba acelerado, quería volver a besarlo, ¿cómo había llevado una vida sin probar sus labios?

Louis alzó su rostro dándole a Harry la facilidad que necesitaba, sus frentes se juntaron y sus labios comenzaban a rozarse.

—¿Puedo besarte? —preguntó Harry.

—Puedes, sí.

Sus labios se unieron, dándose un beso lento, cuidadoso. Sus bocas se habían extrañado a pesar de haberse encontrado apenas la noche anterior. Pronto se iban a convertir en algo esencial para el otro, estaban seguros.

El beso era intenso, se estaba convirtiendo en uno apasionado, un poco más hambriento, Harry pidió acceso a su lengua y Louis se lo dio.

Louis se subió a horcajadas sobre Harry para continuar besándose, Harry lo tomaba por la cintura y su lengua continuaba danzando en la boca de Louis.

Lo tomó con más fuerza y lo rodó en la cama con él, cambiando las posiciones.

Ahora la espada de Louis estaba sobre el colchón y el cuerpo de Harry sobre él, poniendo más peso en sus piernas y manos para no aplastarlo.

Las piernas de Louis rodeaban su cintura y su manos lo sujetaban por el cuello, enredando de vez en cuando sus dedos en su cabello.

El beso cada vez era más profundo, más necesitado y quizás habría avanzado algo más de no haber sido por el sonido de la puerta siendo cerrada.

Dejaron de hacer lo que estaban haciendo y se miraron sólo para corroborar que ambos habían escuchado lo mismo.

—¿Esperabas a alguien? —preguntó Louis, tenía las mejillas rojas y los labios hinchados.

—No, y sólo hay una persona que tiene las llaves del departamento aparte de nosotros.

—¿Y quien es?

—Niall.

—No jodas, quita, quita. —le dio unos golpecitos en el pecho para hacerlo a un lado.

Harry apenas y pudo acostarse junto a Louis cuando la puerta se abrió de golpe.