VEINTIDÓS.

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Louis estaba agotado, Miel en una semana cumplía dos meses y el momento de conseguir una guardería había llegado.

—Bueno, como le decía, señor Styles, nuestro espacio es muy grande, así que todos los niños están separados por edades con el fin de que nuestro personal certificado pueda darles las atenciones que van necesitando, tenemos a los bebés más pequeños en una área de cuneros y contamos con un espacio para las actividades de estimulación. Los bebés de uno a tres años están en otra área dónde hay tapetes para que puedan comenzar a explorar un poco por ellos mismos, nos encargamos todo el tiempo que todo esté completamente desinfectado. De cuatro a seis años están en otra área en la que ya se cuenta con espacios para completar sus tareas, tenemos un jardín con juegos, entre otras cosas y así sucesivamente con las edades, intentamos que los niños estén juntos conforme sus etapas, así llevamos un mejor control con las actividades y se les presta mayor atención. Contamos con un horario riguroso pero sabemos que es difícil la adaptación al cambio, sobretodo cuando son niños muy pequeños así los vamos acompañado en el proceso sin hacer un cambio tan repentino, con esto quiero decir, que sabemos que sus rutinas en casa o en el lugar donde anteriormente eran cuidados no son exactamente iguales a las nuestras, así que respetamos los horarios con los que los niños vienen y poco a poco se van adaptando al nuevo, así no son sometidos a estrés. —La mujer sentada frente a Louis ajustó sus lentes en el tabique de la nariz y tomó un pequeño respiro solo para seguir hablando. —También tenemos cámaras de vigilancia en todos lados, sólo nosotros tenemos acceso a las grabaciones pero cualquier padre de familia puede venir aquí y pedir que le sean mostradas en las que aparecen sus hijos para asegurarse que todo esté en orden en todo momento.

—Bueno eso es increíble, ¿podría obtener un recorrido? —La decisión de Louis dependía en su totalidad de la respuesta que le dieran a esa pregunta y honestamente cruzaba los dedos para que le dieran la correcta porque ya era hora de volver a casa y se le agotaban las opciones.

—Señor Styles, no es mi intención ofenderle pero ahora mismo no es posible el recorrido, programamos citas para ellos en un horario en la que no haya niños aquí, todo por la seguridad de los menores, no podemos darle fácil acceso a nadie que no trabaje aquí.

Ahí estaba todo lo que necesitaba, un lugar que fuera seguro para su pequeña con gente de confianza.

—Todo está excelente, si no le molesta lo tengo que comentar con mi marido para poder llegar a una decisión pero en esta semana le hago llegar mis noticias.

—Perfecto —la mujer se puso de pie y extendió su brazo para despedirse apropiadamente. —fue un placer tenerlo aquí, señor Styles, estamos en contacto.

—El gusto es todo mío, no vemos luego. —Louis salió de la oficina y definitivamente le causaba confianza que apenas al entrar había una recepción y la puerta a la oficina estaba de inmediato, no tenías que adentrarte profundamente para llegar a hablar y todo el tiempo estabas lejos de los niños.

Louis no iba a dejar a su bebé en un lugar donde todo mundo podía acceder, así que subió a su camioneta con una sonrisa porque aparentemente encontró el lugar ideal.

¿Qué tal va tu día, cielo? —el padre de Louis se escuchaba en las bocinas del altavoz de la camioneta.

—Horrible, no lo resisto más, me duelen los pies, estuve visitando guarderías toda la mañana, no puedo más pero ya vamos a entrar de nuevo a clases, tenemos que movilizarnos. ¿Tú qué tal, papá?

Estoy bien, amor, aunque me encantaría estar más cerca y así la cuidaba todos los días.

—A ella también le encantaría, te ama, los dos te amamos. —Louis dobló a la derecha en una señal de alto.

Cama para dos. LSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora