SEIS.

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Harry despertó como cada mañana a las seis en punto, ya ni siquiera necesitaba de algún despertador, estaba tan acostumbrado que su mente se activaba sola a esa hora.

Era la segunda semana desde que Louis llegó a su piso que no despertaba solo y extrañamente se sentía bien. Tenía su torso envuelto por los brazos de Louis, era la cuchara pequeña, podía sentir la respiración caliente en su cuello y tenía una pierna sobre su cadera.

Debía levantarse para iniciar su día pero no podía. Se sentía cálido, era como estar en el lugar correcto, aunque no lo fuera.

¿Cómo iba a serlo? Louis es el hermano de su mejor amigo, no puede sentir nada por él nunca. No quería estropear su amistad con Niall.

Luchó con todo lo que pudo para reunir fuerzas y levantarse, pero sólo de pensar en el hecho de despertar a la dulce criatura que lo apretaba para mantenerlo cerca y así poder guardar calor en ambos cuerpos, todo esfuerzo se desvaneció, así que cerró los ojos, colocó sus manos sobre las de Louis y se dejó llevar, quedándose dormido al instante.

El teléfono de Louis empezó a sonar despertando a ambos, Louis sólo estiró su mano hasta la mesa de noche para alcanzarlo y contestar la llamada.

—¿Si, diga? —su voz era un poco ronca porque se acababa de despertar, estaba esperando a que del otro lado de la línea dijeran algo mientras Harry se daba la vuelta para ponerse también boca arriba.

—¿Emy? ¿Estás bien, linda? —Harry se puso alerta por si tenían que salir de emergencia —¿Pues qué hora es? —ambos voltearon a ver el reloj sobre la mesa de noche del lado de Harry, eran la 8:40 a.m.

—¡Mierda!, me quedé dormido, intentaré llegar a la próxima clase, muchas gracias por llamar y preocuparte, nos vemos pronto, Emy. —Louis estaba apunto de levantarse pero Harry no lo dejó, lo abrazó por la cintura y se pegó a él como si de una sanguijuela se tratara.

—No vayas, hay que quedarnos a dormir un poco más, por favor, Lou.

—Harry es tarde, nos quedamos dormidos, olvidamos poner alarma.

—Sí, lo olvidamos, pero si ya vamos tarde ¿qué más da quedarnos un poco más?

—No podemos faltar a clases, es muy pronto para eso, si no quieres ir tú te puedes quedar, ahora suéltame —dio unos pequeños golpes a las manos de Harry que aún lo abrazaban.

—Eres un grosero, ¿cómo me vas a dejar aquí solito? No tienes corazón.

—Eres un adulto, creo que te puedes cuidar solo.

—¿Y qué si te digo que estoy enfermo? —fingió una tos que se escuchaba demasiado falsa.

—Con más razón debería irme, me podrías contagiar y dos enfermos no servirían de mucho. —Intentó levantarse y de nuevo fracasó.

—Menos mal que estoy sano, así que quédate.

—En un caso hipotético en el que decida quedarme tienes que prometer que a trabajar si vamos a ir, no conseguiré permiso para una falta y no me puedo dar el lujo de que me despidan, ¿de acuerdo?

—De acuerdo, lo prometo —dijo Harry mientras jalaba a Louis aún más a su lado si es que eso era posible.

—Bien —susurró, tenía la cara de Harry escondida en su cuello y la mitad de su cuerpo sobre el de él pudo sentir la sonrisa de Harry extenderse por su piel.

Harry sólo podía pensar en lo bien que olía y lo lindo que era recién levantado.

Su relación había mejorado notoriamente desde el domingo después de la fiesta de Liam.

Cama para dos. LSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora